lunes, 29 de febrero de 2016

Ver la belleza...



Cualquiera que conserve 
la capacidad de ver la belleza

no envejecerá nunca.

Kafka.
Tamara Bessonova

domingo, 28 de febrero de 2016

La cajita




A la cajita le brota el primer diente

y crecen su pequeña altura
pequeño espesor, pequeño vacío
y todos los demás atributos.
La cajita sigue creciendo
el mueble que la contenía
está ahora adentro de ella
y crece más y más y más
y ahora contiene al cuarto
y la casa y la ciudad y la tierra
y el mundo donde antes estaba.
La cajita recuerda su infancia
y a fuerza de desear y desear
vuelve a convertirse en cajita.
Ahora en la cajita 
tenemos el mundo entero en miniatura,
puede llevarse en el bolsillo,
fácilmente robarse, perderse,
atención con la cajita.


Vasko Popa

sábado, 27 de febrero de 2016

Y veía el dolor...



La razón por la que bebo 
es para entender el cielo amarillo 
el gran cielo amarillo, dijo Van Gogh.
Cuando contemplaba el mundo, 
veía los clavos que clavan
 los colores a las cosas,
y veía el dolor en los clavos.

Anne Carson

jueves, 18 de febrero de 2016

Los 50...


A partir de los 50
el corazón 
es un desván.

Karmelo Iribarren
Laszlo Feher

lunes, 15 de febrero de 2016

Palabras privadas



Tantos años ya, parece mentira.
Crecen los hijos, nunca llega el dinero.
Ese viaje que siempre postergamos.
El tedio cotidiano que hace de la vida una fosa.
Vivir para ver esto, vivir para ser esto.

Ha llegado el Otoño.
En las últimas tardes de verano
deja el viento la playa desierta
y las terrazas solitarias.
Ven. Acércate más. 
Resguardémonos un poco del frío. 


Fernando Ortiz

sábado, 13 de febrero de 2016

No...


No el estrépito de una carroza,
sólo dos miradas que se han cruzado.

No la Babilonia destruida:
sólo dos almas frente a frente.

No un ciclón del Pacífico,
sólo dos flechas de los escitas.

 
Marina Tsvetáieva
Gracias Rosa por esta maravilla de poema

martes, 9 de febrero de 2016

La vida son estas cosas


Tú te vas con tu hermana Merce
y yo me vuelvo para verte

la belleza, cuando te marchas. 

Y al llegar a casa rebusco

entre libros algún poeta

que diga algo de ti y de mi alma.

Y miro el reloj para nada
en especial, mientras me acuesto
aquí, en tu lado de la cama.
Y te hago el amor de memoria,
y me voy quedando dormido
acariciándote la espalda.
Guillermo Urbizu.

lunes, 8 de febrero de 2016

Baila conmigo




Baila conmigo, pero no a distancia.
Muévete, sin salir del azulejo.
Róceme el festival de tu elegancia.
Captúrame al momento si me alejo.

Intercala tu muslo entre los míos
cuando la orquesta nos convoque al tango,
y susciten vaivén y escalofríos
tacto de fresas y sabor a mango.
Francisco Alvarez Hidalgo

Blakely Gracias Ababol

sábado, 6 de febrero de 2016

Plegaria


Señor, salva este momento. 

Nada tiene de prodigio o milagro
como no sea una sospecha
de inmortalidad, un aliento
de salvación. Se parece
a tantos otros momentos...
Pero está aquí entre nosotros
y crece como una luz amarilla
de sol y de encendidos limones
- y sabe a mar, a manos amadas,
huele a una calle de París
donde fuimos felices. Sálvalo
en la memoria o rescátalo
para la luz que declina 
sobre esta página, 
aunque apenas la toque.


David Huerta
Jon Bol Paulsen

viernes, 5 de febrero de 2016

El iba solo...



"Él iba solo
tambaleándose
borracho de amor,
borracho de hambre,

borracho de alcohol,

quién sabe.
Él iba solo
tambaleándose."
Pedro Garfias.
Fabian Pérez

jueves, 4 de febrero de 2016

Esa clase de amor



Esa clase de amor desenfrenado, 
misterioso, 
improbable, 
que sólo se siente una vez.


Raymond Chandler

miércoles, 3 de febrero de 2016

Una de las formas de la tristeza



Abandonaste el colegio a los doce años
y jamás has leído un poema,

ni echas un vistazo

al gris periódico grasiento
que yace arrugado en cualquier rincón,
-apenas vas siquiera al cine-
ni tienes aparato de radio
en tu habitación alquilada
del Hamilton Motel,
sólo sirves ginebra a vejestorios
borrachos que murmuran obscenidades,
y tu cuerpo delgado, de piel tal vez
en exceso blanquecina, se mueve ágil
entre las mesas, pisando el sucio serrín
húmedo de saliva de moribundo,
un reflejo de turbias aguas de pantano
tus ojos verdes que se deslizan
entre los vasos a medio acabar y las colillas
mal apagadas,
recuerdas a aquel personaje
que volvía loco a Bandini
en algunas novelas de Fante,
pero hay noches, en las oscuras
y torvas entrañas de la madrugada,
cuando apenas queda algún cliente
sentado en viejas sillas de mala madera,
que pago unas cuantas de tus copas de bourbon
y fumamos del mismo cigarrillo
y te hablo de un tipo griego que escribía
poemas sobre el paso del tiempo
Atenas y la belleza de los cuerpos jóvenes,
y tú me dices que una vez intentaste
abrirte las venas pero en vez de sangre
manaban tus muñecas sucios diamantes negros,
que tienes veinte años y te acuestas con cualquiera
y que la vida te parece algo extraño
como un pájaro con un ala rota
que sabe que jamás volverá a volar,
y te digo que hay franchutes
que llaman a eso angustia existencial,
pero que tan sólo son palabras en un libro,
y los libros, ya se sabe, de nada sirven
cuando un pájaro no puede volar.
Ismael Cabezas

lunes, 1 de febrero de 2016

Pertenencia



Entro en la casa de mi niñez,
sus paredes guardan

todos nuestros secretos.
Entro y siento su abrigo
mi pertenencia a este lugar.
No me persiguen ya
sus escenas en carne viva.
Los pájaros se posan a cantar
en sus ventanas.
Ana Isabel Alvea Sánchez
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