
y yo salí a abrirle la puerta,
entró el sol, entraron estrellas,
entraron dos trenzas de trigo
y dos ojos interminables.
Yo tenía catorce años
          y era orgullosamente oscuro,
          delgado, ceñido y fruncido,
          funeral y ceremonioso:
          yo vivía con las arañas
          humedecido por el bosque
          me conocían los coleópteros
          y las abejas tricolores,
          yo dormía con las perdices. 
Entonces entró la Guillermina
          con dos relámpagos azules
          que me atravesaron el pelo
          y me clavaron como espadas
          contra los muros del invierno. 
Esto sucedió en Temuco.
          Allá en el Sur, en la frontera. 
Han pasado lentos los años
          pisando como paquidermos,
          ladrando como zorros locos,
          han pasado impuros los años
          crecientes, raídos, mortuorios,
          y yo anduve de nube en nube,
          de tierra en tierra, de ojo en ojo,
          mientras la lluvia en la frontera
          caía, con el mismo traje. 
Mi corazón ha caminado
          con intransferibles zapatos,
          y he digerido las espinas:
          no tuve tregua donde estuve:
          donde yo pegué me pegaron,
          donde me mataron caí
          y resucité con frescura
          y luego y luego y luego y luego,
          es tan largo contar las cosas. 
No tengo nada que añadir.
Vine a vivir a este mundo.
Dónde estará la Guillermina?
Neruda
Pintura: Jeff Larson. Summer's end
Cuidado muchacho no partas ahora soñando el regreso
ResponderBorrarque el amor es simple
y a las cosas simples se las lleva el tiempo.
Quien se aleja, junta quejas, envés de quedarse aquí.
BorrarPor Dios, Beatriz ¡Quién se llamara Guillermina!
ResponderBorrarLas trenzas, se las pido a mi madre que guarda, envueltas en tela blanca, unas muy parecidas jaja
Voy a mirarlo de nuevo porque es increíble, tras tanto tiempo, a Guillermina la encontraste tú
Besos.
El consejo de Ana María siempre tan sabio.
Tengo unos libros antiguos de Neruda, editados en papel roneo y encontré esta maravilla de poema.
ResponderBorrarNo lo conocía.
Sabía que en mis carpetas tenía una pintura de una chica con trenzas rubias como trigo y pensé...tengo a la Guillermina de Neruda.
Así salen las entradas como ésta...
Seguro que a las cosas simples se las lleva el tiempo, pero es lindo recordar, evocar un primer amor.
Ana: las trenzas que guarda tu madre deben ser como las de Guillermina, seguro que sí.
Linda tu madre por guardarlas,
Un abrazo a las dos.
Sublime, exquisito texto con esta Guillermina del recuerdo.
ResponderBorrarPreciosísimo post querida Beatriz.