si la helada penumbra
enciendo de esta estancia,
el otoño,
la quejumbre amarilla de la tarde,
la dulce llovizna con que acaso
trenza su vals la luz,
quedarán a la puerta,
seguirán a la puerta, aguardando
el discurrir monótono de la eternidad,
mientras aquí desfilan
mares,islas, ensueños,
huyendo de las doce campanadas
que saltan del reloj.
Domingo Faílde
Pintura: The library, Harriet Backer
¡Vine a leerte...y me siento muy acompañado por una música tan bella y romántica!
ResponderBorrarSaludos afectuosos.
Bienvenido a mi casa, amigo Esteban.
ResponderBorrarGracias por tus palabras.
Todo bello, bello, bello.
ResponderBorrarGracias.