Amadeo

miércoles, 22 de octubre de 2008

El dulce país


Entonces,
tus ojos eran caramelos de miel
y hablabas de las bicicletas
que regalaba el Niño Dios
a los que no podíamos comprarlas.
El río se callaba
para que tú contaras figuritas.
Yo era alegre,
y eran alegres los nísperos del patio.
Y tú eras otro,
no el hombre de hoy,
lejano como todos.
Cada domingo era una sorpresa de ciruelas,
de plaza con hamacas.
Tu padre cantaba en el taller
mientras tu madre
lavaba mamelucos de amor y aceite.
El mío no había partido todavía
y llegaba al hogar con dulces y regalos.
Yo oía con asombro tus mentiras
y creía en gigantes voladores
y en ángeles guardianes
que cuidaban tu ropa y mis zapatos.
Por cada diente
el ratón nos compraba mandarinas.
La abuela, abría el gran ropero
y sacaba turrones
envueltos en papeles crocantes.
Si vuelves, como entonces,
con sombrero de piel
y las manos con barro
verás, que guardo aún
el corazón de las manzanas.



Susana Cabuchi

Pintura: Apricots de Millais

5 comentarios:

  1. Eran otros tiempos, gracias por el poema, el cuadro y los recuerdos

    Saludos

    ResponderBorrar
  2. Un poema precioso.
    ¡Qué rostro tan verdadero. . .!

    Otro par perfecto.
    Gracias por estos momentos.

    ResponderBorrar
  3. Que maravilla de poema, siempre tus publicaciones me producen una linda nostalgia.
    Un beso grande.:)

    ResponderBorrar
  4. Gracias guapa, me anoté ellink.

    Es muy buena esta mujer, me gusta, me llega su forma de describir lugares cotidianos enos de sentimientos.
    El cuadro es precioso, com siempre muy bien elegido, simbiosis perfecta

    bss desde madrid.

    ResponderBorrar
  5. Es bonito pasar por aquí y leer estos maravillosos versos.
    Te envio mi afecto y cariño.

    ResponderBorrar