Simplemente
no me acostumbro
a ver llegar la tarde,
el vuelo de los tordos,
el ruido del canal,
las lágrimas malévolas
de los floripondios,
y el dormitar envidiable
de los gatos
sin compartirlo
con tus ojos azules.
no me acostumbro
a ver llegar la tarde,
el vuelo de los tordos,
el ruido del canal,
las lágrimas malévolas
de los floripondios,
y el dormitar envidiable
de los gatos
sin compartirlo
con tus ojos azules.
Jorge
Teillier
PRECIOSAS PALABRAS.
ResponderBorrarHAY COSAS A LAS QUE ESTÁ BUENO NO ACOSTUMBRARSE
SALUDOS
Aquí llevo un buen rato, hasta tiempo he tenido para imaginar ese telegrama entre mis manos...¡Ay!
ResponderBorrarA quirn no le gustaria recibir un telegrama como ese, seria una delicia
ResponderBorrarHola "Escribir..." tienes toda la razón-
ResponderBorrarAna:ya no se reciben telegramas, ni cartas...qué nostalgia y un telegrama como ese sería hermoso y una delicia como dice Odel tenerlo entre las manos.