Por eso el corazón
tiembla ante el amor,
como si tuviera ante sí
la amargura de la muerte.
Porque en donde el corazón despierta,
muere el yo,
el sombrío déspota.
tiembla ante el amor,
como si tuviera ante sí
la amargura de la muerte.
Porque en donde el corazón despierta,
muere el yo,
el sombrío déspota.
Anónimo persa
Pintura: Mary Jane Ansel
¿Qué preferirá el corazón quererse o querer? Tal vez el "sombrio déspota" ni sepa la respuesta.
ResponderBorrarLos días van camino del mar.
Tres millones y medio de abrazos, Beatriz!!!
Que lo quieran, creo yo...
ResponderBorrar50 son mis abrazos: "sin cuenta"
Ningún amor dura si no muere el yo.
ResponderBorrarToda la razón Ana María.
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