En la niñez; y una vez adulta no debemos de perder nunca esa comunicación con la Madre Naturaleza, escuchar a los árboles, cantad con los pájaros y volar con las mariposas observar con los ojos de una niña y la Tierra será un paraíso.
qué hermosa imagen, que me remitió a tantas otras. quiero decir, esas imagenes que nunca vimos y que nos traían las lineas de aquello que leíamos. Creo que en este caso me conduje a unos libros franceses muy muy viejos, donde el bosque era una presencia permanente.
El arpa doliente de los eucaliptus azotàndose en una noche de tempestad. Recuerdo que ese extremo me provocaba la más infinita paz en mi infancia y dormìa un sueño profundo.
En la niñez; y una vez adulta no debemos de perder nunca esa comunicación con la Madre Naturaleza, escuchar a los árboles, cantad con los pájaros y volar con las mariposas observar con los ojos de una niña y la Tierra será un paraíso.
ResponderBorrarSaludos.
¿En qué momento habremos dejado de escuchar...?
ResponderBorrarBuen domingo, Beatriz!!!
qué hermosa imagen, que me remitió a tantas otras.
ResponderBorrarquiero decir, esas imagenes que nunca vimos y que nos traían las lineas de aquello que leíamos. Creo que en este caso me conduje a unos libros franceses muy muy viejos, donde el bosque era una presencia permanente.
El arpa doliente de los eucaliptus azotàndose en una noche de tempestad.
ResponderBorrarRecuerdo que ese extremo me provocaba la más infinita paz en mi infancia y dormìa un sueño profundo.
Que troncos ,por DIOS ,que bellamente reproducidos ,además la vegetación de sotobosque yla figura humana .Bello cuadro.
ResponderBorrarYo antes los escuchaba, con o sin viento, ahora los abrazo.
ResponderBorrarFeliz domingo amigas.