Beatriz: Me llama más el vuelo de los gansos, libres hacia la libertad, que el morbo del poeta que renuncia a la libertad por seguir anclado en el sueño de soñarla —aunque se cárcel de amor—. Tampoco me seduce lo que dijo Antonio Machado: “Porque más vale no ver / fruta madura y dorada / que no se puede coger”.
Sí, ¡soñar con la libertad!, pero si se ha perdido o nos la han quitado, luchemos por recuperarla. Nunca, nunca renunciar a ser libres, ni siquiera por los sueños. Segismundo gritaba mientras arrastraba sus cadenas: ¡Ay, mísero de mi, y ay infelice!
Disculpa esta licencia, conozco muy poco la obra de Agren y este juicio mío puede estar fuera lugar, pero me ha llamado la atención esa felicidad en apariencia morbosa y desalentada.
Gracias Francisco, pero yo creo que se podría refutar. Estoy descubriendo estos poetas de latitudes tan lejanas para nosotros. A veces pienso que la traducción nos puede traicionar, tú ya sabes: traduttore traditore.
Cecilio: Concuerdo contigo y te agradezco este magnífico comentario. Pienso que el ser humano en su insondable misterio, lleva en el alma estampada a fuego el deseo de libertad. Perderla debe ser terrible, anhelarla, una obsesión. Si me dejaran las ventanas abiertas, yo volaría, sin dudarlo. Quizá el poeta se refiera a una carcel que no es la que imaginamos. Leeré más a este poeta, a ver que nos dice. Un abrazo. Beatriz
Un argumento irrefutable
ResponderBorrarBeatriz:
ResponderBorrarMe llama más el vuelo de los gansos, libres hacia la libertad, que el morbo del poeta que renuncia a la libertad por seguir anclado en el sueño de soñarla —aunque se cárcel de amor—. Tampoco me seduce lo que dijo Antonio Machado: “Porque más vale no ver / fruta madura y dorada / que no se puede coger”.
Sí, ¡soñar con la libertad!, pero si se ha perdido o nos la han quitado, luchemos por recuperarla. Nunca, nunca renunciar a ser libres, ni siquiera por los sueños. Segismundo gritaba mientras arrastraba sus cadenas: ¡Ay, mísero de mi, y ay infelice!
Disculpa esta licencia, conozco muy poco la obra de Agren y este juicio mío puede estar fuera lugar, pero me ha llamado la atención esa felicidad en apariencia morbosa y desalentada.
Un abrazo, Cecilio
Gracias Francisco, pero yo creo que se podría refutar.
ResponderBorrarEstoy descubriendo estos poetas de latitudes tan lejanas para nosotros.
A veces pienso que la traducción nos puede traicionar, tú ya sabes: traduttore traditore.
Feliz día del trabajo, amigo mío.
Cecilio:
ResponderBorrarConcuerdo contigo y te agradezco este magnífico comentario.
Pienso que el ser humano en su insondable misterio, lleva en el alma estampada a fuego el deseo de libertad.
Perderla debe ser terrible, anhelarla, una obsesión.
Si me dejaran las ventanas abiertas, yo volaría, sin dudarlo.
Quizá el poeta se refiera a una carcel que no es la que imaginamos. Leeré más a este poeta, a ver que nos dice. Un abrazo. Beatriz