blog de rescate de la historia familiar, de la patagonia, vivencias, recuerdos, arte y poesía
Amadeo
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miércoles, 3 de abril de 2013
Otro poema de amor
Qué dicha no ser Basho, en cuya voz florecían tan leves los ciruelos,
ni ser Beethoven con su borrasca en la frente ni Tomás Moro en el
taller de Holbein. Qué dicha no tener un bungalow en Denver
(Colorado) ni estar mirando desde el Fitz Roy el silencio mineral
de la tarde patagónica ni oler la bajamar de Saint-Malo y estar aquí contigo, respirándote, viendo la lámpara del techo
reflejada en tus ojos.
Dichoso quien tiene un amor a su lado, respirándole y viendo sus ojos, hermoso poema de amor.
ResponderBorrarUn abrazo
Gracias Francisco, pienso igual que tú.
ResponderBorrarUn monte ineaccesible ,un deseo material cumplido ,nada comparable a sentir la respiración del amado cerca nuestro.
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