Líbranos de la poética del caracol:
alimentarse de hojas ajenas
en el microclima de un jardín
bañado por una luna señorial
Ah, y lo peor; escribir con baba
alimentarse de hojas ajenas
en el microclima de un jardín
bañado por una luna señorial
Ah, y lo peor; escribir con baba
y arrastrándose.
Eduardo Llanos M.,
Rogativa a la historia
Pintura: M. Collier
Pero tiene casa
ResponderBorrarpero se arrastra y escribe con baba, se alimenta de lo ajeno...
ResponderBorrar¡Líbranos Señor de escribir así!
En todo caso, Marcelo, te digo que me gustan los caracoles del jardín y siempre los traslado de lugar cuando se cruzan en el camino, no vaya a ser que los pise y les destruya su casa.
jajajajajajaja muy bien!
ResponderBorrarUy...y nosotros nos comemos los caracoles...
ResponderBorrarNutrirse del trabajo ajeno, al calor, al servicio de los poderes y con su venia...Se ve con frecuencia y no menos sorpresa en estos tiempos.
LLanos lo tiene claro.
ResponderBorrar