Amadeo

domingo, 3 de julio de 2016

Sadi



No era por azar que el tiempo
transcurría desde entonces
más despacio: nos daba tanta pena
ver llover cada domingo
y mirábamos pasar la vida
que pasaba.
A menudo era suficiente.
Pero otras tardes la soledad,
aquella perra gris y coja,
mordía nuestros brazos
con ahínco, guardaba la casa
de todo lo perverso.
Y nos hacía llorar.

Luis Miguel Rabanal
Del blog de Javier
Foto: Linda Reynolds

3 comentarios:

  1. Un beso, con muchísimo cariño.
    Querida Beatriz.
    Muy querida.

    Que tengas una feliz semana.
    Y siempre gracias, por tanto ...

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  2. Gracias Rosa, tu blog también me nutre.


    ¡Eva! leí todos tus comentarios, fueron 10. Te extrañaba.

    Un abrazo a las dos.

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