Ahora extiende el brazo.
Saltas.
Y le arrebatas
al alegre naranjo florecido
un poco de azahar.
Luego vienes
hacia mí sonriendo
y dejas en mí mano
las delicadas flores.
Alguna vez quisiera
decir con mis palabras
la hermosura
de este momento nuestro:
la gracia de tu cuerpo
en el instante de saltar,
mis ojos que te miran,
el milagro pequeño del perfume.
Eloy Sánchez Rosillo
Un precioso poema que ilustras perfectamente.
ResponderBorrarGracias, Beatriz.
Besos
Una saltando por flores, el rostro lo ilumina Sorolla.
ResponderBorrarEl otro quiere describir el momento y vaya si lo describe. Eloy Sánchez Rosillo entre azahares y nosotros contemplamos la escena.
El naranjo se derramó, todo lo impregnó de aroma, azahares; luces y sombras entrechocaron
-Disculpen ustedes, no podía dejar de mirar...