Atardece. Es hora de lo inmóvil
Son mis últimos días.
Poco importa si son días, meses, años.
Desconocía esta emoción del tiempo,
este apego a las tardes que se van
o el temblor que recuerda una partida
en cada encuentro.
Sin embargo,el amor que sustenta mis ojos
se deleita todavía en todo lo que toco:
mi mesa, mi ventanal,
libros que no envejecieron,
tu nombre que todo lo enciende.
La fe que me sostiene en el deslumbramiento.
SANTIAGO KOVADLOF
Infinitas gracias Beatrice por tu publicación, describe exactamente mi vivencia actual. Vale la pena volver una y otra vez a tu blog. Saludos
ResponderBorrarMuchas gracias por tu comentario. La vida me ha alejado del blog, pero a veces regreso a la poesía, la única que nos salva.
ResponderBorrar