A veces, inmerso en sus libros, 
le venía a la
 cabeza la conciencia 
de todo aquello que no sabía, 
de todo lo que no 
había leído 
y la serenidad con la que trabajaba 
se hacia trizas cuando 
se daba cuenta 
del poco tiempo que tenía en la vida 
para leer tantas 
cosas, 
                                      para aprender todo lo que tenía que saberPintura: Leduc Ozias

Tanto por aprender, que poco tiempo nos queda para leer los buenos libros, nos hacemos cada vez mas selectivos.
ResponderBorrarAbrazo Beatriz
Mejor ni pensarlo y a seguir leyendo hasta el último día.
ResponderBorrarUn abrazo.
Mirando la imagen del muchacho, pensaba en el tiempo de aprendizaje, que no termina... y cómo nos gustaría traspasar a nuestros hijos (a mi hija) aquellas cosas importantes que no están en los libros
ResponderBorrarpara aprender todo lo que tenía que saber