Después del bullicio,
al llegar a casa abro un libro.
blog de rescate de la historia familiar, de la patagonia, vivencias, recuerdos, arte y poesía
Después del bullicio,
al llegar a casa abro un libro.
Atardece. Es hora de lo inmóvil
Son mis últimos días.
Abandonó por fin
aquel piso embrujado
donde no era feliz
para irse a un adosado.
En la estancia vacía
no quedaron fantasmas.
La soledad que había
se ha mudado de casa.
Javier Almuzara
Kaoru Yamada
La imagen de las casas
lavadas por la lluvia.
Las nubes poderosas
a las que barre el viento.
Esta luna inicial,
y frágil,
y amarilla.
Las primeras estrellas,
los espejos del agua,
el olor de la tierra.
Para ti voy diciendo
estas pequeñas cosas
que ha perdido tu muerte.
Alejandro Lérida
Pedí tantas veces que tu partida no fuera verdad,
que ya no recuerdo que tantas noches habrán sido.sueños,que me dijeras que estás bien y que preguntaras siyo lo estoy.Te he buscado en los rostros por donde voy;he querido sentirte en el viento, que un colibrí mehable de ti, he querido guardar tu voz.He pedido, he pedido, he pedido.Y hoy que ya no pido,me doy cuenta que no te has ido,por que tu presencia fue más que sólo tu cuerpo,tu voz, tu olor:Estás en todos lados, eres parte de mi esenciay se que un día nos volveremos a ver con alegríay me dirás: SABÍA QUE VENDRÍAS!
"Elle a la forme de mes mains
elle a la couleur de mes yeux..."
Paul Éluard
Tiene la medida de mi sueño
los ojos de mi infancia
ama lo que yo amo
lo que no retorna
lo que no llega todavía
se levanta en mis párpados
y de ahí hace volar sus sueños.
Se desplaza y permanece
siempre es ella en todas partes
saludando al universo.
Llena todos los días del mundo
y aún no nace porque no tiene fin.
La encuentro en el silencio, en la absolución
pero ella está dispersa respirando en todo.
Si algún día llego a penetrar su alma
le daré vendimias de su cuerpo
el hombre, el pasto, la niebla.
Homero Aridjis
Atroshenko
Cuando te sueño
eres joven.
¿Qué le sucede
a mis sueños?
¿Es que mi vida
no quiere
saber que ha pasado
el tiempo?
Concha Méndez
Ambos están convencidos
El tiempo no dirá nada, pero yo te lo dije,
Joan Margarit
"Nunca sabrás que tu alma viaja
Dulcemente refugiada en el fondo de mi corazón,
Homero Aridjis
Mamá, yo ahora tengo otra edad
y me encuentro una belleza distinta,
Mi casa es esta mujer que ahora duerme a mi lado. Como ella, con ella, todo a mi alrededor reposa. Cuando ella despierte, también lo harán las cosas. Volverán a abrirse las puertas, correrá el agua otra vez, los pasos avivarán la vieja escalera, caerá de nuevo la luz sobre las plantas. Yo retornaré a mi mesa, a las palabras, y su voz, como un halo, circundará mi día. Cuando ella se haya ido a su trabajo, alzaré los ojos de la página, y un tapiz, un clavel, un amuleto inesperado en la cocina de la casa repetirán el nombre de esta mujer que todo lo pobló con su presencia y el acierto de sus manos. Ella es mi casa, puerta mayor de acceso al sentido de estos cuartos. Si el egoísmo o la indiferencia quiebran nuestro encuentro, la casa se oscurece. Como una dura denuncia de soledad sin remedio, las paredes se cargan de presagios, se repliega el color de cada cosa, la casa se vacía, y habitarla es quedar a la intemperie. Mi casa es esta mujer que ahora duerme a mi lado. Cuando ella anda lejana, todo es lejano en la casa; con ella se van en tropel las cosas de mi entorno, y estar aquí se vuelve una tortura; acosa cada sitio, cada paso lastima, rincones y objetos se hacen inservibles. Y la casa recuerda, en un susurro triste, que alguna vez supimos ser mejores. Si renace la alegría, renace la casa. Cuando la lucidez o el deseo vuelven a reunirnos, la casa otra vez se ilumina: tienen sentido mis papeles, cada cuarto es la evidencia de un proyecto. La casa entera es una fiesta y por la vieja escalera vuelve a correr el aliento suave y denso de la vida.
Mientras tú existas,
Cada vez que me despierto