sábado, 23 de noviembre de 2019

Los árboles



Hablan poco los árboles, se sabe.
Pasan la vida entera meditando
y moviendo sus ramas.
Basta mirarlos en otoño
cuando se juntan en los parques:
sólo conversan los más viejos,
los que reparten las nubes y los pájaros,
pero su voz se pierde entre las hojas
y muy poco nos llega, casi nada.

Es difícil llenar un breve libro
con pensamientos de árboles.
Todo en ellos es vago, fragmentario.
Hoy, por ejemplo, al escuchar el grito
de un tordo negro, ya en camino a casa,
grito final de quien no aguarda otro verano,
comprendí que en su voz hablaba un árbol,
uno de tantos,
pero no sé qué hacer con ese grito,
no sé cómo anotarlo.


Eugenio Montejo
Hockney

sábado, 16 de noviembre de 2019

Je crois entendre encore



Me enternece la orfandad de los taxis,

como relojes parados en días de lluvia
y los frágiles tallos de las margaritas,
ajenos al zumbido incesante
de las hachas en la selva.

Pienso en los paraguas perdidos,
en la segunda vida de las cosas rotas
o en esos guantes desparejados
conservando caricias para nadie,
tan parecidos a islas solitarias
cuando se han ido los turistas y la luz
dibuja una telaraña en el aire
que parece siempre a punto de romperse.

A veces creo escuchar a mi hermano
que me saluda desde un día perdido
en el turbio manglar de la memoria,
y me parece oír ancianos glaciares
fundiéndose a kilómetros de aquí.

Tengo quemaduras en los dedos.
Es la belleza, estúpido -me digo-.
Y lloro.

Alfonso Brezmes

jueves, 14 de noviembre de 2019

Cosas en común




Habernos conocido
un otoño en un tren que iba vacío;
La radiante, aunque cruel
promesa del deseo.
La cicatriz de la melancolía
y el viejo afecto con el que entendemos
los motivos del lobo.
La luna que acompaña al tren nocturno
Barcelona-París.
Un cuchillo de luz para los crímenes
que por amor debemos cometer.
Nuestra maldita e inocente suerte.
La voz del mar, que siempre te dirá
dónde estoy, porque es nuestro confidente.
Los poemas, que son cartas anónimas
escritas desde donde no imaginas
a la misma muchacha que un otoño
conocí en aquel tren que iba vacío.


Margarit

domingo, 10 de noviembre de 2019

Escribir



Lejos de la excelencia y de la moda,
de los cánones aburridos y tristes,
escribo en sus márgenes
desvergonzadas verdades que recojo
en los bazares del pueblo,
en los lugares donde la gente se desnuda
borracha de injusticia y de asco
hasta dejarse las vergüenzas al aire.
Porque escribir me salva.
Begoña Abad
Pinkhassov
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