viernes, 19 de octubre de 2012

Nacimiento de un escritor



Un hombre joven, educado en la fe católica, 
experimenta un descubrimiento deslumbrante: 
de pronto empieza a comprender que, al rezar, 
no necesariamente debe repetir las palabras de una oración, 
escritas en un devocionario, 
sino que puede rezar con sus “propias palabras”. 
Él mismo puede componer una oración. 
El mismo puede componer las palabras
Zagajewski
Pintura: Leduc Ozias


7 comentarios:

Francisco Méndez S. dijo...

Que emoción se siente al descubrir que se puede crear, no repetir.

Rezar con sus propias palabras, así nace un escritor.

Abrazo Beatriz

ana maría parente dijo...

A mi que mi madre a mi nombre le agregó el del ROSARIO ,siempre me molestaba la repetición que resulta cansadora por cierto.Cuando era chica entrar a una iglesia y que estuviesen rezando el rosario me parecía un opiacio.Mi madre siempre trataba que valorara la advocación por la cuál me habìa puesto el nombre .
Luego estudiando las otras religiones ,entiendo que esa repetición responde a algo psicológico ,incluso CRISTO HABLA DE INSISTENCIA EN LA ORACIÓN.
SERÁ QUE REPITIENDO CREAMOS CONVICCION EN LA FE?
Es notable pero no solo la fé catòlica usa la repetición.TODAS las religiones lo hacen.

Clarissa Rodriguez dijo...

Que hermoso texto.
Para los que somos cristianos, orar con libertad es dejar fluir las emociones con la verdad del alma.
Para mi la palabra dicha en la intimidad de la oración, hace una especie de puente con La Palabra Viva que es Dios mismo.

Si creemos lo que nos dice el Génesis, que Dios con su voz, con la Palabra, creó todo lo que existe, entonces podemos aceptar que nuestras palabras crean realidad, especialmente cuando hacemos declaraciones.

En la actualidad poca gente ora y más aun, la oración en soledad o contemplativa es muy poco frecuente; por eso creo que es una idea romántica pensar que de la articulación de una oración puede surgir un escritor.

Buen fin de semana, amiga
(ofrezco una disculpa por la lata)

Ana dijo...

"La lata" Clarisa, a mí, particularmente me encanta. Hay algo en lo que discrepo de ellas, creo que la gente reza y mucho, tal vez sin ser conscientes de que son oraciones en toda regla.
Es un gusto leeros, amigos, abrigo para el corazón.
Esta necesidad de Zagajewski va en aumento.
Un abrazo.

Beatrice dijo...

¡Qué maravilla esta conversación!
Yo aún conservo mi libro de oración del colegio y el pequeño devocionario de mi Primera Comunión.
Rezábamos en latín, confieso que para una niña era extenuante.

Ahora, rezo con la naturaleza a mi lado, creo mis oraciones, palabra por palabra, salen del fondo del corazón, a veces junto con las lágrimas, siempre con esperanza.

Marcelo dijo...

Y aprendió que se puede ser Dios (pero pequeño)

Beatrice dijo...

Sí, pequeño, un dios pequeñito.

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