Y confieso que la razón se queda atónita
ante el prodigio del amor,
de la extraña obsesión
que hace que esa misma carne
de la cual nos preocupamos tan poco
cuando se trata de nuestro propio cuerpo
pueda inspirarnos tal pasión de caricias,
sencillamente porque está animada
por una individualidad que no es la nuestra.
Marguerite Yourcenar
2 comentarios:
Marguerite!
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