No señor.
Ni las arrugas estas que usted ve,
ni la carne que se me cae a pedazos,
ni la sonrisa desfigurada;
nada, nada de esto es mío.
Yo soy aquel interior infinito y siempre joven,
sumergida
en estas ideas rígidas,
que no saldrán de mí por más que la muerte
canosa y gagá
amenace con quitarme la esencia.
¿Desquiciada?
Pues sí, desquiciada,
aferrada a todo:
a mis nietos y
a la descendencia, a mis antepasados,
a mis pertenencias,
a la patria,
aquella estructura que se me escurre
por este cuerpo cada vez
más huesudo,
cada vez más siniestro y ausente.
Moriré así,
creyendo contener en estas manos transparentes
el líquido feroz de mi interior siempre joven.
José Pablo Jofré
Foto: Manuel Madeira
2 comentarios:
Es ¡precioso!
Sin palabras.
Voy a mirar más ...
Un beso, Beatriz.
Qué gran verdad!
eva
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