El que habla, 
el que se ocupa de la expresión
el que se ocupa de la expresión
traiciona el ser; 
el ser es silencioso
y pleno, inefable,
y pleno, inefable,
y cada enunciado 
puede sólo empobrecerlo.
puede sólo empobrecerlo.
Y, sin embargo, 
para alguien que quiera escribir 
no hay elección,
no hay elección,
 hay que romper el silencio, 
aunque sea muy doloroso,
aunque sea muy doloroso,
y traicionar esa sustancia 
en cuyo nombre siempre hablamos
en cuyo nombre siempre hablamos
(no hay otra)
Zagajewski
Pintura: Maleki


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