cuando ya no hace daño la  vida que se pierde, 
cuando ya la lujuria es  tan sólo 
una lámpara inútil, 
y la envidia se pierde en  el olvido. 
Es un tiempo de pérdidas  prudentes, necesarias, 
y no es un tiempo de  llegar
sino de irse. El amor,  ahora, 
por fin coincide con la  inteligencia. 
No estaba lejos, 
no era difícil. Es un  tiempo 
que no me deja más que el  horizonte 
como medida de la  soledad. 
Un tiempo de tristeza  protectora.
Joan Margarit Rowland Davidson


4 comentarios:
51 3248296Perfecta descripción.
Perdón...ha salido también la dichosa clave
ha llegado el tiempo... Capitán.
Retomé el cuaderno cuando leí esta entrada. Ahí quedó anotada.
Me temo que con tanta urgencia, se me olvidó agradecerte la entrada
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