La eternidad por fin comienza un lunes
y el día siguiente apenas tiene nombre
y el otro es el oscuro, el abolido.
Y en él se apagan todos los murmullos
y aquel rostro que amábamos se esfuma
y en vano es ya la espera, nadie viene.
La eternidad ignora las costumbres,
le da lo mismo rojo que azul tierno,
se inclina al gris, al humo, a la ceniza.
Nombre y fecha tú grabas en un mármol,
los roza displicente con el hombro,
ni un montoncillo de amargura deja.
Y sin embargo, ves, me aferro al lunes
y al día siguiente doy el nombre tuyo
y con la punta del cigarro
escribo en plena oscuridad:
aquí he vivido
Eliseo Diego
Pintura: Wandering thoghts, Francis David Millet
Pintura: Wandering thoghts, Francis David Millet
1 comentario:
¡Qué bueno! No me había dado cuenta de que la eternidad no puede empezar un fin de semana, porque sería demasiado corta, ja,ja.
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