jueves, 31 de mayo de 2018

Tal vez...



Tal vez

la vida verdadera sea esto.

Estar solo

sentado bajo un tejo frente al mar;
y, al fondo, la montaña.

Ver pasar los veleros, los albatros,

las nubes con todo su cielo encima.

Traducir los silencios interiores

al compás de un cansado corazón.

Confiar

que atraque el barco de lo impredecible
o llegue alguien con una señal.

Y esperar,

esperar.


Ángel Guinda
Dame Laura Knight
Gracias Javier

miércoles, 30 de mayo de 2018

Filme


Somos lo que recordamos
Te preguntas que sería de aquella muchacha
que perseguía su sombra
bajo un sol inclemente
en las lojas gastadas de una plaza desierta
remota escena de una película de los años cincuenta
Tú no habías nacido pero llegaste a conocer
la expresión de su mirada
el rictus de los labios
Era ella en su forma natural
o interpretación que hacía
obedeciendo indicaciones
Donde se separaban y donde confluían
la joven real y el personaje del filme
Olvidaste título música argumento
la única escena que regresa es la plaza
empedrada y la niña solitaria
tratando inútilmente de alcanzar
pisándola su propia sombra
Luego en otro plano un rostro mirándote
que era y que no era el suyo
Joven enigmática en un entorno
enigmático que se fue perdiendo
en el suceder de los años y que existe ahora
no como era –si realmente era-
sino como tú la recuerdas
La joven de la ficción y la joven real
eran dos y la misma
pero sólo la de ficción sobrevive
en la divagación de estas palabras
La joven real ya no existe
Estará jubilada puede que muerta

seguirá tal vez persiguiendo su sombra.


Xulio Valcárcel

domingo, 27 de mayo de 2018

Tatuajes



Una mariposa de tinta se ha posado en la espalda
de esa muchacha.


Una mariposa de tinta que durará más que la lozanía
de la piel donde habita.

Cuando la muchacha sea una anciana, allí estará,
joven aún, la mariposa.

¿Cómo se verá la espalda de la muchacha
cuando la lozanía de su piel haya pasado?

¿Cómo se verá la muchacha que ahora ilumina
la verdulería, como una fruta más para mi mano?

¿Los viejos de mañana se verán como los de hoy
y los de siempre?

¿O serán diferentes, ellas con piercings en los senos caídos
y ellos grandes aretes en las orejas sordas?

¿Volarán mariposas en la espalda de las muchachas viejas,
arrugarán sus alas sobre camas del coma, se marchitarán flores
de tinta dibujadas donde se abren sus nalgas?

Tal vez no pueda verlo, ya yo estaré ido para entonces
con mi mano temblando bajo un jean de mezclilla
o con la mente ausente en la cannabis
procurando aliviar dolores cancerígenos.

Ah, una mariposa de tinta se ha posado en la espalda
de esa muchacha.


Una mariposa de tinta que durará más que su aire.

Cuando ella haya exhalado por vez última
allí estará la mariposa todavía.

¿Echará a volar cuando incineren su morada de carne?

¿Se pudrirá en la tumba como una concubina egipcia?

¿La escuchará alguien volar o quemarse o pudrirse
y podrá venir para contarlo?

¿Escuchará alguien la historia desde la soledad de sus audífonos,
de los grandes aretes en sus orejas sordas?


¿No son estas las viejas preguntas de siempre?

¿Volveré a ver a algún día a la mariposa?
¿Volveré a ver a la muchacha?
¿Continuarán existiendo las verdulerías?


Gabriel Chavez Casazola

sábado, 26 de mayo de 2018

Atemporal


Piedad en las palabras que se ocupan
En respeto a su memoria

sólo registros bellos
Sólo aroma o naranja
susurradas

Pues la palabra es apenas

sombra
de la palabra real
que es más bella aún

Las palabras “te evoco” por ejemplo

hacen un sonido claro:
el agua golpeando las hojas
y el entorno en silencio

Héctor Monsalve

viernes, 25 de mayo de 2018

Herida en el espejo



He ido a un lugar 
donde otra que soy me observa.
No alcanzo a definirla, 
es el espectro del tiempo en mi ventana.
Giro para mirar sus ojos.
Ella se detiene como una herida.

María Helena Giraldo
Bettina Baldassari

jueves, 24 de mayo de 2018

La mar de mis ojos



Hay mujeres que traen la mar en los ojos
No por el color
Sino por la vastedad del alma
Y traen la poesía en los dedos y en las sonrisas
Permanecen más allá del tiempo
Como si la marea nunca las llevara
De la playa donde fueron felices
Hay mujeres que traen el mar en los ojos
Por la grandeza de la inmensidad del alma
Por el infinito modo como abarcan las cosas y los hombres…
Hay mujeres que son marea en noches de tardes…
Y calma



Sophia de Mello Breyner Andersen 
Modigliani

martes, 22 de mayo de 2018

No conocía el mar



Diego no conocía la mar. 
El padre, Santiago Kovadloff, 
lo llevó a descubrirla.
Viajaron al sur.
Ella, la mar, estaba más allá de los médanos,
 esperando.
Cuando el niño y su padre
alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena,
 después de mucho caminar, 
la mar estalló ante sus ojos.
Y fue tanta la intensidad de la mar, 
y tanto su fulgor, 
que el niño quedó mudo de hermosura.
Y cuando por fin consiguió hablar,
 temblando, tartamudeando, 
pidió a su padre:
-¡Ayúdame a mirar!


Eduardo Galeano.

domingo, 20 de mayo de 2018

Suavidad



En la gran claridad del día, 
el sosiego de los ruidos es también de oro.
Hay suavidad en lo que sucede.

Pessoa
Lisboa

miércoles, 16 de mayo de 2018

Tenía una manera...



Tenía una manera distante de hacer el amor: 
por la mirada y por la palabra. 
También por el tiempo, 
pues desde la época de su bisabuela, 
volver atrás era siempre algo irrealizable. 
 Vislumbraba a veces con firmeza un lugar,
 el más hermoso de su casa, 
la casa entera,
 porque toda la casa era bella 
y percibía entonces el tiempo de los niños, 
ahora el tiempo de los hombres.


María Gabriela Llansol
John Ennis

lunes, 14 de mayo de 2018

Yo estaba...


Yo estaba acostumbrada a venir a casa con un viejo amigo
Que ponía su mano en mis hombros. Yo raramente tropezaba
porque él irradiaba el calor de las manzanas y la paz del
Tilo. Era el árbol de mis pasos. Y volviendo a casa,
regresaba al Paisaje que me hacía humana.





Eu estava habituada a vir para casa com um velho amigo
Que me punha a mão nos ombros. Eu raramente tropeçava
Porque dele irradiava o calor das macieiras e a paz das
Tílias. Era a árvore dos meus passos. E, regressando a casa,
Regressava à Paisagem que humana me fazia.

María Gabriela Llansol 
Arturo Faldi

jueves, 10 de mayo de 2018

La casa sin puertas




Homero vio a Dios:
esa fue la causa de su ceguera.
Borges leyó a Homero,
y en sus hexámetros las naves
surcaban el mar para llevar el sol
hasta el ciego horizonte de sus ojos.
Yo he leído antes a Borges
y otro me lee a mí ahora.
Así viaja la luz
por esta casa sin puertas
cuyos muros son palabras:
iluminando unos cuartos
tras dejar otros a oscuras.


Alfonso Brezmes
Hammershoi

martes, 8 de mayo de 2018

El misterio de la vida



La vida nunca es como la esperas.
Abandonas los sueños.

Pierdes a las personas.
Te doblegas ante los poderosos 
muchas más veces de las que quisieras.
Las victorias son pequeñas y duran poco.
Las alegrías entregadas con cartilla de racionamiento.

Pero,

nunca nada es en vano.



Javier Solé

(Lo robé de tu blog Javier, gracias)

domingo, 6 de mayo de 2018

Poema del café




Yo le rezo al café de la mañana.

Le pido que me traiga la paciencia
de la que está hecha, sí, toda alegría.
Le pido conversar con mis abuelos,
que llevan muchos años en la tumba.
... Le pido que me traiga los recuerdos
que me enseñen quién fui, y cómo seré algún día.
Y le pido también, con cada sorbo,
que hasta mí traiga el canto de los mirlos,
y unas nubes huidizas, y una música
que me haga regresar a los lugares
en los que nunca he estado. Y le pido
el amor de los míos, que es tan frágil
como el brezo que crece entre las rocas.

Eduardo Jordá
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