Yo le rezo al café de la mañana.
Le pido que me traiga la paciencia
de la que está hecha, sí, toda alegría.
Le pido conversar con mis abuelos,
que llevan muchos años en la tumba.
... Le pido que me traiga los recuerdos
que me enseñen quién fui, y cómo seré algún día.
Y le pido también, con cada sorbo,
que hasta mí traiga el canto de los mirlos,
y unas nubes huidizas, y una música
que me haga regresar a los lugares
en los que nunca he estado. Y le pido
el amor de los míos, que es tan frágil
como el brezo que crece entre las rocas.
Eduardo Jordá
4 comentarios:
Buenos días, Beatriz.
Este poema me lo guardo.
Se lo dedicaré a mi amiga con la que tomo café todos los martes.
Besosss
Cariño ...gracias!! y por los tantos que tenemos pendientes!!
y como siempre hay una mitad llena, benditos sean lo msm!!
Parle vouz que por acá ich spreche ...lo mejor!!
Gracias Maite. Encantada!
jajja Gracias Luz, tantos años y ahora coincidir. Me encanta!
Qué Bonito es este poema Beatriz.
eva
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