viernes, 20 de diciembre de 2019

Momento



Los pájaros en la ventana, 
las persianas entornadas: 
un aire de infancia 
y de verano que me consuela.
 ¿Tendré de verdad los años que sé que tengo? 
¿O solamente diez?
 ¿De qué me ha servido la experiencia?
 Para vivir satisfecho con pequeñas cosas
 que me causaban inquietud un tiempo.


Umberto Saba
Traducción:José Muñoz Millanes

Gracias Hilario Barrero.

Pintura: Carlie Weired

domingo, 8 de diciembre de 2019

Amor propio



Aún no la conozco, pero sé que me piensa.
Me contempla también, de vez en cuando.
Tiene fotografías, vídeos, grabaciones
quién sabe si hologramas.

Mientras yo me preocupo
por cualquier nimiedad cuyo fin no recuerda,
ella sueña la dicha que sería
volver a estar un rato en mi lugar.

La anciana que seré me quiere más que yo.

Raquel Lanseros
Hammeshoi

sábado, 23 de noviembre de 2019

Los árboles



Hablan poco los árboles, se sabe.
Pasan la vida entera meditando
y moviendo sus ramas.
Basta mirarlos en otoño
cuando se juntan en los parques:
sólo conversan los más viejos,
los que reparten las nubes y los pájaros,
pero su voz se pierde entre las hojas
y muy poco nos llega, casi nada.

Es difícil llenar un breve libro
con pensamientos de árboles.
Todo en ellos es vago, fragmentario.
Hoy, por ejemplo, al escuchar el grito
de un tordo negro, ya en camino a casa,
grito final de quien no aguarda otro verano,
comprendí que en su voz hablaba un árbol,
uno de tantos,
pero no sé qué hacer con ese grito,
no sé cómo anotarlo.


Eugenio Montejo
Hockney

sábado, 16 de noviembre de 2019

Je crois entendre encore



Me enternece la orfandad de los taxis,

como relojes parados en días de lluvia
y los frágiles tallos de las margaritas,
ajenos al zumbido incesante
de las hachas en la selva.

Pienso en los paraguas perdidos,
en la segunda vida de las cosas rotas
o en esos guantes desparejados
conservando caricias para nadie,
tan parecidos a islas solitarias
cuando se han ido los turistas y la luz
dibuja una telaraña en el aire
que parece siempre a punto de romperse.

A veces creo escuchar a mi hermano
que me saluda desde un día perdido
en el turbio manglar de la memoria,
y me parece oír ancianos glaciares
fundiéndose a kilómetros de aquí.

Tengo quemaduras en los dedos.
Es la belleza, estúpido -me digo-.
Y lloro.

Alfonso Brezmes

jueves, 14 de noviembre de 2019

Cosas en común




Habernos conocido
un otoño en un tren que iba vacío;
La radiante, aunque cruel
promesa del deseo.
La cicatriz de la melancolía
y el viejo afecto con el que entendemos
los motivos del lobo.
La luna que acompaña al tren nocturno
Barcelona-París.
Un cuchillo de luz para los crímenes
que por amor debemos cometer.
Nuestra maldita e inocente suerte.
La voz del mar, que siempre te dirá
dónde estoy, porque es nuestro confidente.
Los poemas, que son cartas anónimas
escritas desde donde no imaginas
a la misma muchacha que un otoño
conocí en aquel tren que iba vacío.


Margarit

domingo, 10 de noviembre de 2019

Escribir



Lejos de la excelencia y de la moda,
de los cánones aburridos y tristes,
escribo en sus márgenes
desvergonzadas verdades que recojo
en los bazares del pueblo,
en los lugares donde la gente se desnuda
borracha de injusticia y de asco
hasta dejarse las vergüenzas al aire.
Porque escribir me salva.
Begoña Abad
Pinkhassov

sábado, 26 de octubre de 2019

Después...




Después hay un momento clave, 
después del aguijón que anestesia,
 después del tiempo melodioso 
de las manzanas abiertas y fragantes, 
de la extraña y exagerada generosidad de los dioses,
 de la bendición de las flores 
que se mantienen encendidas en el pecho 
y que cantan como pájaros de hambre, 
después de los días de cerezas,
hay una decisión tremenda,que no es tal. 
sino más bien una ocasión sobrevenida,
después ocurre que despiertas,
no es abandono, no es quiebra,
es la supervivencia nuevamente,
 la relativa importancia de las cosas,
y ahí es cuando aparecen de nuevo los colores,
 y ahí es cuando ves nuevamente con tus ojos.

Pilar de César Gómez
Pintura: Giuseppe da Angelico

jueves, 15 de agosto de 2019

El ejercicio del adiós



Otra vez a cargar la mochila y partir
De una casa
De un amigo
De un amor
Otra vez empezar de cero
Mientras la vida se nos va
Y el mundo queda en otro lado
Gran mentira esa
que el amor es más fuerte!
Más fuerte es el adiós.



Marcelo Suárez de Luna
Gracias por B.R., por Silvina y por tanto.


lunes, 5 de agosto de 2019

La noche



Afuera la noche
sacudiendo angustias.
Adentro, el corazón
fresco de amor
¡Como una hoja nueva!


Norah Lange

viernes, 2 de agosto de 2019

Maleta



Cracovia nublada por la mañana, las colinas humeaban.
En Múnich llovía, los Alpes, invisibles
y pesados, descansaban en los valles como piedras.
Hasta Atenas no vimos el sol que
provocó que el aire, todo el aire,
toda una inmensa flota de aire
se transformara en oro tembloroso.
Como dicen los escritores religiosos: de repente
me convertí en otra persona.
Soy tan sólo un turista en el mundo visible,
una de entre esas miles de sombras que
deambulan por las salas inmensas de los aeropuertos-
y detrás de mí como un perro fiel con sus pequeñas ruedas
tengo a mi maleta verde.
Soy tan sólo un turista distraído,
pero amo la luz.
Adam Zagajewski
Dorssen van Sacha Flannel

lunes, 15 de julio de 2019

Rechazar la angustia...



Rechazar la angustia es suicidar el corazón.
Cuando yo me angustio, me angustio hasta la raíz del cabello ¿no piensa conmigo que las cosas hay que afrontarlas? Si para Usted el problema de Dios, de la muerte, existen, entonces no debe ni puede darles la espalda. Usted debe vivir esos problemas.

Afróntelo, yo lo he hecho y lo hago.
A veces es él quien me vence a mí, y yo escribo cosas desesperadas (y desesperantes), a veces yo venzo el problema, y entonces escribo poemas sobre los ángeles.
Lo horrible, lo aplastante es abandonar el problema y considerarse satisfecho con los pequeños reiterados acontecimientos cotidianos.
A mí me parece que es como renunciar a la dignidad misma del ser humano; quitarles el espíritu y el corazón como si fueran túnicas gastadas...

Mayo de 1940, Chivilcoy
Cortazar en correspondencia con Mercedes Arias

sábado, 13 de julio de 2019

Viajes



Cuando los famas salen de viaje, sus costumbres al pernoctar en una ciudad son las siguientes: Un fama va al hotel y averigua cautelosamente los precios, la calidad de las sábanas y el color de las alfombras. El segundo se traslada a la comisaría y labra un acta declarando los muebles e inmuebles de los tres, así como el inventario del contenido de sus valijas. El tercer fama va al hospital y copia las listas de los médicos de guardia y sus especialidades.
Terminadas estas diligencias, los viajeros se reúnen en la plaza mayor de la ciudad, se comunican sus observaciones, y entran en el café a beber un aperitivo. Pero antes se toman de las manos y danzan en ronda. Esta danza recibe el nombre de «Alegría de los famas».
Cuando los cronopios van de viaje, encuentran los hoteles llenos, los trenes ya se han marchado, llueve a gritos, y los taxis no quieren llevarlos o les cobran precios altísimos. Los cronopios no se desaniman porque creen firmemente que estas cosas les ocurren a todos, y a la hora de dormir se dicen unos a otros: «La hermosa ciudad, la hermosísima ciudad.» Y sueñan toda la noche que en la ciudad hay grandes fiestas y que ellos están invitados. Al otro día se levantan contentísimos, y así es como viajan los cronopios.
Las esperanzas, sedentarias, se dejan viajar por las cosas y los hombres, y son como las estatuas que hay que ir a ver porque ellas no se molestan.

Cortázar

sábado, 6 de julio de 2019

El poema


El poema
está presente en todas partes
un salvavidas que socorre
nuestra alegría a punto de ahogarse
y en la mano fría del dolor
coloca una joya que da el color de un recuerdo
El poema es nuestro tercer pulmón
dador de vida.

María Wine
Tarahteeff

lunes, 1 de julio de 2019

La vida




«El aspecto más precioso de la vida 
es su incertidumbre». 

martes, 25 de junio de 2019

Hoja al viento



Otra vez ha pasado
por mi puerta
la belleza
casi huyendo
sin que pudiera verla.
Otra vez
han de inventar mis manos
el estremecimiento de su cuerpo
en la oscuridad,
cultivar mis párpados
la costumbre cada día más frágil
de pensarla
y cumplir mis ojos la penitencia
de la ausencia
donde ella,
indiferente, resplandece
como si nada supiera
de la muerte.


Alfredo Buxán

martes, 11 de junio de 2019

CANCIÓN DE AMOR DE LA EMPERATRIZ WU




Desde que marchaste

no consigo pensar en otra cosa

que no seas tú. ¿Acaso no me crees?

Desde entonces

no hago otra cosa que abrir mi armario

y ver, acariciar, oler

el último vestido que me quitaste.



Wu Tse Tien
Zhao Kailin

viernes, 7 de junio de 2019

El guardador de rebaños



Yo nunca guardé rebaños,
pero es como si los guardara.
Mi alma es como un pastor,
conoce al sol y al viento
y anda de la mano de las Estaciones
siguiendo y mirando.
Toda la paz de la Naturaleza sin gente
viene a sentarse a mi lado.
Pero me quedo triste como una puesta de Sol
para nuestra imaginación,
cuando se enfría el fondo de la planicie
y se siente entrar la noche
como una mariposa por la ventana.

Pero mi tristeza es sosiego
porque es natural y justa
y es lo que debe haber en el alma
cuando piensa ya que existe
y las manos recogen flores sin que ella se dé cuenta.

Con un ruido de cencerros
más allá de la curva del camino,
mis pensamientos están contentos.
Sólo tengo pena de saber que están contentos,
porque, si no lo supiera,
en vez de estar contentos y tristes
estarían alegres y contentos.

Pensar incomoda como andar bajo la lluvia
cuando el viento crece y parece que llueve más.

No tengo ambiciones ni deseos.
Ser poeta no es una ambición mía.
Es mi manera de estar solo.

Y si a veces deseo,
por imaginar, ser un corderito
(o ser todo el rebaño
para andar disperso por toda la ladera
siendo muchas cosas felices al mismo tiempo),
es sólo porque siento lo que escribo al ponerse el Sol
o cuando una nube pasa la mano por encima de la luz

y corre un silencio afuera por la hierba.
Cuando me siento a escribir versos
o, paseando por los caminos o por atajos,
escribo versos en un papel que está en
mi pensamiento,
siento un cayado en las manos
y veo un trazo de mí
en la cima de una colina,
mirando mi rebaño y viendo a mis ideas,
o mirando a mis ideas y viendo mi rebaño,
y sonriendo vagamente como quien no comprende

lo que se dice
y quiere fingir que sí comprende.
Saludo a todos los que me leen,
quitándome el ancho sombrero
cuando me ven en mi puerta
tan pronto se alza la diligencia en la cima
de la colina.
Los saludo y les deseo sol
y lluvia, cuando la lluvia es necesaria,
y que sus casas tengan
al pie de una ventana abierta
una silla predilecta
donde se sienten a leer mis versos.
Y que al leer mis versos piensen
que soy cualquier cosa natural —
por ejemplo, el árbol antiguo
a la sombra del cual cuando niños
se sentaban de un batacazo, cansados de jugar,
y se limpiaban el sudor de la frente caliente
con la manga de un babero a rayas.

Pessoa

martes, 4 de junio de 2019

Antes del sueño



«… Yo soy un ser humano a pesar mío…»
JEC
Por las noches no salgo casi nunca.
Escucho en mi gramófono portátil
los discos predilectos. Las estrellas
brillan detrás de mi ventana. Paro
la pálida ternura del sonido.
Y sumerjo mi sombra entre las sombras.
Juan Eduardo Cirlot

lunes, 3 de junio de 2019

Emigrar



Hay mañanas doradas como bocas,
mañanas verdes como golondrinas.
Hay mañanas que ponen con ternura
su tempestad de dalias y de viajes
entre los pensamientos del que duerme.
Las ventanas renacen en las casas.
La palabra emigrar abre sus joyas.

Juan Eduardo Cirlot
Pissarro

jueves, 30 de mayo de 2019

A qué...




A qué me voy a aferrar
Si no es a la risa que dejaste
colgada en el respaldo de la cama?
Cómo voy a sobrevivir estas distancias,
Si no es amarrada a tu palabra?
Quién me va a inventar zoológicos en la luna
cuando me esconda atrás de un beso?
¿Dónde voy a enterrar mis lugares comunes?
Dónde a desvestirme los deseos,
dónde a jugar con mis no puedos?
Dónde, amor, encontrará esta playa
barco, naufrago y puerto?


Aída Elena Párraga
Giarrano

lunes, 20 de mayo de 2019

Brindis



Más juntos de lo que supone nadie,
alzamos las dos copas.
En los ojos del otro, cada uno
halla su propia luz.
En un instante, un hombre, una mujer,
pueden equivocarse.
Pero el instante nunca volverá.

Margarit

Fabián Pérez

lunes, 13 de mayo de 2019

Paris




«Siempre hemos vuelto juntos a París.»

                     
                        «En nuestra ausencia puedo imaginarlos
                        en el Louvre. Son esta parte de nosotros
                        que permanecerá siempre en París.
                        (…) … Jóvenes o viejos
                        según en qué París de todos estos
                        París de nuestro amor
                        serán nosotros en algún bistrot.»

       
                        «Venía atravesando una ciudad
                        construida con sueños y recuerdos.
                        (…) Y de pronto vio el rótulo: Hotel de l’Avenir.
                        Ella seguía allí esperándolo.
                        Y con una sonrisa le dijo: al fin has vuelto.
                        Lo único decente que hay en ti
                        nunca ha salido de esta habitación,
                        de aquí conmigo
              Margarit
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