viernes, 31 de agosto de 2018

A una letra



Cuando escribes, 
tu letra se parece a tu calma

Pedro Miguel Lamet

Me desordeno, amor, me desordeno



Me desordeno, amor, me desordeno
cuando voy en tu boca, demorada;
y casi sin por qué, casi por nada,
te toco con la punta de mi seno.

Te toco con la punta de mi seno
y con mi soledad desamparada;
y acaso sin estar enamorada;
me desordeno, amor, me desordeno.

Y mi suerte de fruta respetada
arde en tu mano lúbrica y turbada
como una mal promesa de veneno;

y aunque quiero besarte arrodillada,
cuando voy en tu boca, demorada,
me desordeno, amor, me desordeno.

Carilda Oliver Labra

lunes, 27 de agosto de 2018

Que la poesía te llene...



Que la poesía te llene,
 te haga reventar,
así, acá, ahora.
En esta intemperie.


Andrea Testarmata
Catrin Wletz Stein

domingo, 26 de agosto de 2018

Nostalgia



Tengo esa nostalgia 
de domingo por llover,
de guitarra rota
de oxidado carrusel...


Victor Heredia
Elizabeth Colombo

viernes, 24 de agosto de 2018

El amor después del amor



Un tiempo vendrá
en el que, con gran alegría,
te saludarás a ti mismo,
al tú que llega a tu puerta,
al que ves en tu espejo
y cada uno sonreirá a la bienvenida del otro,
y dirá, siéntate aquí. Come.
Seguirás amando al extraño que fuiste tú mismo.
Ofrece vino. Ofrece pan. Devuelve tu amor
a ti mismo, al extraño que te amó
toda tu vida, a quien no has conocido
para conocer a otro corazón
que te conoce de memoria.
Recoge las cartas del escritorio,
las fotografías, las desesperadas líneas,
despega tu imagen del espejo.
Siéntate. Celebra tu vida.

Derek Walcott
Ansell

martes, 21 de agosto de 2018

Conservación



Como en el cuento de Carver
se rompió la heladera.
No conservarás, 
me dijo un Dios.
Algo se detuvo para mostrarme
lo que evitamos.
Hoy
no es más que hoy.
Voy a dejar 
que la vida dure
sin el gesto bandido
de retenerla.

Natalia Romero
Kent Wallis

lunes, 20 de agosto de 2018

La calle



Yo también luché por reencontrarte
deshice amaneceres,
empaqueté valijas
y abandoné mi casa
olvidé mis armarios,
dejé las gavetas
en desorden
y salí corriendo hacia tu encuentro
nada importaba:
recorrer cientos de kilómetros,
guardar cola en la fila,
perder el equipaje
en el camino
nada importaba:
la estación,
la hora del día,
la ropa que habitaba
la calle
siempre me mostraba
el camino de tus manos.

Angela Ramos
Modigliani

domingo, 19 de agosto de 2018

Domingo




Vivimos un domingo que desobedece al calendario.

Sonia Fides
Bianca Ballti

sábado, 18 de agosto de 2018

Pavese




Entre mujeres solas hemos hablado de él

uno de estos días de marzo oscuros
contra el cielo rojo y de la tarde
en que mi padre lo vio pasando la caserma.
De las correas dos perros lo arrastraban
y una tristeza que no ha vencido
nadie. Il diavolo sulle coline acecha,
siembra de sangre estos lugares familiares.
Es el 45 y la guerra stanca.
Están en Piazza Cavour o en Superga.
En Torino, no en Le Langhe, ciprés
y casa sobre el borde de tu tierra. Mi padre
muerto me dice al oído "he pasado Stupinigi
hacia mi pueblo" y el dolor se desvincula
del ansia y subsiste solo en el alma. El otro
se llama Cesare y escribe sobre las cosas
que nos suceden a todos cuando volvemos
y no encontramos nada. Mi padre 
es partisano, un partisano de Ghío
y ha cumplido veintitrés. Antes que cante 
el gallo me dará esas voces
que se oyen desde lejos, el eco
en la colina. Están cerca las tierras fértiles,
sitios que no son un lugar entre los otros
sino un aspecto de las cosas ahora devastadas.
La ciudad era como un lago de luz, se ha
vuelto gris, no tiene cielo. Alguna vez dirá
no escribo más, el lápiz cruzado
sobre el diario, y acabará el oficio
de vivir. No habrá qué hacer en la ciudad
vacía sino esperar y esperarás que llegue.
Dirás palabras no, si fuera un gesto. No
escribas más y ella vendrá, por esta calle
hasta el hotel mañana, ella vendrá
y tendrá tus ojos.

María Teresa Andruetto

jueves, 16 de agosto de 2018

En la triste distancia de los años



En la triste distancia de los años
me acuerdo de mi infancia como un sueño,
de lentas golondrinas en el cielo,
de los días antiguos, apagados.

En las noches dolientes, sin descanso,
en medio de la sombra del silencio,
yo siento oscuramente que aquel tiempo
en el alma me alumbra como un faro.

Con su luz de semilla transparente,
la niñez acaricia mis heridas
derramando sus alas en mi frente.

Por el aire de lúcida alegría
de una niña lejana se desprende
como un árbol de luces conmovidas.

María Cristina Ursic
Antana Sutkus

miércoles, 15 de agosto de 2018

Perspectiva



Se cruzaron como dos desconocidos,
sin gestos ni palabras,
ella de camino a la tienda
él de camino hacia el coche.
Quizá entre la consternación,
o el desconcierto,
o la inadvertencia,
de que por un breve instante
se amaron para siempre.
No hay sin embargo garantía
de que fueran ellos.
Quizá de lejos sí,
pero de cerca en absoluto.
Los vi desde la ventana,
y quien mira desde arriba
se equivoca con mayor facilidad.
Ella desapareció tras una puerta de cristal,
él subió al coche
y arrancó rápidamente.
Así que no pasó nada
ni siquiera si pasó.
Y yo sólo por un momento
segura de lo que vi,
intento ahora en un poema casual
convenceros a Vosotros, Lectores,
de que aquello fue triste.


Wislawa Szymborska
Giarrano
Related Posts with Thumbnails