miércoles, 30 de abril de 2014

Oír la luz




Debo decir que cuando yo era niño
y en el campo veía la densa muchedumbre
de estrellas en los cielos del verano,
además de mirar tanto fulgor,
podía oír la luz: se escuchaba allí arriba
como un rumor de enjambre laborioso.

Eloy Sánchez Rosillo

martes, 29 de abril de 2014

El sobrino de Van Gogh



Es el hijo de Theo, pero ya no le queda
ninguno de los cuadros -dados o malvendidos-
del tío Vincent, tan buscados hoy.
Ha recordado el trapo de cocina
que, jugando con él, una vez le pintó.
Remueve todo, busca el girasol
que lo ha de liberar de la miseria.

No sé si lo encontró: lo que importa es saber
que entre los trapos que hay en la memoria,
entre la mala suerte y los errores,
nos queda alguna cosa de valor.
Quizá de un gran valor. Quién sabe si jamás
hemos tenido nada tan valioso.

Joan Margarit 
Steve Levin

lunes, 28 de abril de 2014

La luz





No se puede prever. Sucede siempre
cuando menos lo esperas. Puede pasar que vayas
por la calle, deprisa, porque se te hace tarde
para echar una carta en correos, o que
te encuentres en tu casa por la noche, leyendo
un libro que no acaba de convencerte; puede
acontecer también que sea verano
y que te hayas sentado en la terraza
de una cafetería, o que sea invierno y llueva
y te duelan los huesos; que estés triste o cansado,
que tengas treinta años o que tengas sesenta.
Resulta imprevisible. Nunca sabes
cuándo ni cómo ocurrirá.
Transcurre
tu vida igual que ayer, común y cotidiana.
"Un día más", te dices. Y de pronto,
se desata una luz poderosísima
en tu interior, y dejas de ser el hombre que eras
hace sólo un momento. El mundo, ahora,
es para ti distinto. Se dilata
mágicamente el tiempo, como en aquellos días
tan largos de la infancia, y respiras al margen
de su oscuro fluir y de su daño.
Praderas del presente, por las que vagas libre
de cuidados y culpas. Una acuidad insólita
te habita el ser: todo está claro, todo
ocupa su lugar, todo coincide, y tú,
sin lucha, lo comprendes.
Tal vez dura
un instante el milagro; después las cosas vuelven
a ser como eran antes de que esa luz te diera
tanta verdad, tanta misericordia.
Mas te sientes conforme, limpio, feliz, salvado,
lleno de gratitud. Y cantas, cantas.

Eloy Sánchez Rosillo

domingo, 27 de abril de 2014

Cuando miras despacio


Si te quedas mirando largamente
cualquier cosa del mundo
un gorrión, una mujer, un árbol,
un río, un desengaño, tal poema
por el que pasa un río
y una mujer desengañada y sola
y en el que se alza un árbol al que acuden
los gorriones mientras cae la tarde—,
si miras cualquier cosa un largo rato
y dejas que entre en ti,
que te vacíe de tu oscuridad
y que en tu ser halle cobijo y sea,
verás y sentirás que cuando miras
tú eres mundo también,
que en ti la vida se entrecruza y canta,
y que todo es sagrado.
Eloy Sánchez Rosillo
Giarrano

sábado, 26 de abril de 2014

Cuando se pierde la señal



No tengas piedad de lo que has sido,
porque la piedad es demasiado breve:
no da tiempo a construir nada.
De noche, en un pequeño aeropuerto,
ves cómo un avión se está elevando.
Vas perdiendo la señal.
Sientes el convencimiento de que estás viviendo
unos años sin esperanzas que ya son
los más felices de tu vida.
Hay otra poesía, la habrá siempre,
como hay otra música.
La de Beethoven sordo. 

Cuando se pierde la señal.


Joan Margarit

viernes, 25 de abril de 2014

Algo



Algo me afirma aquí dentro
Mi amor por la vida, 
los seres, 
las cosas
se hace cada día tan mayor.

Cecilia Casanova
Pintura:Kroyer (detail)

sábado, 19 de abril de 2014

Una muchacha



Ha salido, tal vez, de su casa hace un rato.
No va a ninguna parte. Da gusto, en primavera,
pasear a estar horas sin rumbo, mientras cae
la tarde lentamente y vuelan los vencejos
en la luz que declina. Ha estado en un jardín;
pasó por una plaza y por una alameda.
Tiene ganas de andar. Ahora, el azar la trae,
despacio, hasta mi calle. Yo, aburrido, me asomo
a un balcón de mi casa, y, al mirar hacia abajo,
la veo venir. Tendrá veinte años apenas.
Camina con la gracia que regala la vida
a quien es bello y joven: gloria, breve del cuerpo;
milagro de lo efímero, que cifra en su relámpago
visos de eternidad. Ajena a mi mirada,
se va acercando. El oro del sol último brilla
en su piel, en sus ojos, en el dulce desorden
oscuro de su pelo. En este instante, cruza
de una acera a la otra. No sabe que la observo,
que su fugaz presencia me hace feliz. Ahora,
pasará por la puerta de la casa en que vivo.
Ya llega. Ya ha pasado. Y sigue. Y va alejándose.
Dentro de unos momentos doblará aquella esquina.



Eloy Sánchez Rosillo 
Kohn



viernes, 18 de abril de 2014

Miro pasar las nubes



¿Qué fue de aquel muchacho que yo fui,
de los días aquellos en que era
cierto o posible todo y toda cosa
se encontraba al alcance de mi mano?
Miro pasar las nubes que la tarde
va moviendo en el cielo. En apariencia,
nada ha cambiado, pero qué distinto
me descubro a mí mismo si contemplo
en el espejo del papel al hombre
que ahora intenta escribir este poema.
Pasan las nubes; pasa el tiempo; pasa
la luz gris del invierno por el cuarto
en el que escribo a solas. A lo lejos,
se oye el rumor del mundo. Late, aquí,
la realidad en silencio. Se diría
que es todo igual, más todo es diferente.
Y difícil. Y extraño. Ya no tengo
la juventud que tuve —o que soñé
que tuve—, aquella fe que mantenía
mi vida en vilo: tantas ilusiones.
Y muy despacio —y a la fuerza— aprendo
a ser el que ahora soy, a ir olvidándome
de lo que fuera mío y la corriente
del tiempo que me ha quitado.
Busco un poco
de paz, y, en esta nada, puedo acaso
decir que soy casi feliz. No pienso.
Acepto. Y vivo.
Pero a veces aún,
cuando miro las nubes que la tarde
va moviendo en el cielo lentamente,
me acuerdo de los días en que era
cierto o posible todo y toda cosa
se encontraba al alcance de mi mano.
Y me pregunto con melancolía
qué fue de aquel muchacho que yo fui.

Eloy Sánchez Rosillo
Yeats by Singer Sargent
Gracias Antón

martes, 15 de abril de 2014

Fuera de sitio




Imagina que el tiempo sólo es lo que amas:

unas pocas palabras, unos seres exactos,

unas horas muy lisas, una playa (quizá)

donde el daño no acecha.

Imagina la vida como no lo es ahora,

no quiero decir como algo perfecto,

sino un resplandor, cierto abril de muy lejos,

un tributo al azar sin otro destino

que el confín fugitivo de un eco sin rostro.

Y después cualquier cosa.

Con qué precisión va la edad hilvanando el espino.

Y qué extraña la urgencia de ir en pie hasta la ola,

celebrar lentamente que aniquile mi huella,

mi escritura de hombre, mi certeza de surco,

ser la alta misión de lo que nunca concluye

como no cierra el mar su recado en la orilla.

Pero no es estar quieto la razón ni la meta,

sino un querer más pequeño, una conquista más clara:

ver la vida llegar de su noche a tu noche

en un cuerpo ajeno,

pronunciar su silencio,

abrazar su alambrada,

desear su vacío,

delirar sin camino, sin mapa, sin fuego,

hasta el tiempo sin tiempo

del país que no haremos.

Antonio Lucas
Kroyer

domingo, 13 de abril de 2014

Noche canalla



Yo no sé si la quise pero andaba conmigo,
me guiaba su risa por la ciudad tan gris.
Ella tenía en su boca colinas de Ketama
y el cielo de sus ojos me pintaba de añil.
Yo vi tantas estrellas como ella puso siempre
en aquel cielo raso como un paño de tul.
Ella llevaba el pelo como la Janis Joplin
y los labios morados como el Parfait-Amour.
La he perdido en un bosque de jeringas brillantes
por donde nos decían que se llegaba al mar;
se fue sobre un caballo de hermosos ojos negros,
por más que yo me muera no la podré olvidar.
Bajo el cielo ceniza me conducen mis piernas.
Esta noche no tengo ni esperanza ni amor.
Sólo queda el calor de mi pobre navaja.
Hoy me he visto la cara de un retrato-robot.
A pesar de sus ojos he salido a la calle,
a pesar de sus ojos me ha tocado vivir.
En un barrio de muertos me trajeron al mundo.
Esta noche canalla no respondo de mí.


Javier Egea
Fabián Perez

sábado, 12 de abril de 2014

Esta noche...


Y cuanto de mi amor puedas,
 memoria,
 cuanto puedas,
 tráemelo de nuevo esta noche.



Constantino Cavafis
Carrie Graber

jueves, 10 de abril de 2014

La felicidad....



La felicidad constante 
es la curiosidad.

Alice Munro

miércoles, 9 de abril de 2014

Nana


He pensado en tu muerte
y un resquicio de luz
te ha iluminado el gesto.
¿Me has oído, madre, el pensamiento?
He pensado en tu muerte
como un paisaje conocido y feliz
aunque no sepa situarlo con exactitud.
Y yo te llevaba de la mano.


Esteban Martínez  

Hoy se cumplen 34 años de tu partida...  parece que fue ayer.

martes, 8 de abril de 2014

Qué



¿Qué alegra la noche oscura? 
Una palabra. 
¿Qué enalma la noche oscura? 
Una palabra.
Gelman

lunes, 7 de abril de 2014

jueves, 3 de abril de 2014

Un mundo sin libros...




Hay quienes no pueden imaginar un mundo sin pájaros, 
hay quienes no pueden imaginar un mundo sin agua; 
en lo que a mí se refiere, soy incapaz de imaginar un mundo sin libros. 
A lo largo de la historia el hombre ha soñado 
y forjado un sinfín de instrumentos. 
Ha creado la llave, una barrita de metal 
que permite que alguien penetre en un vasto palacio. 
Ha creado la espada y el arado, 
prolongaciones del brazo del hombre que los usa. 
Ha creado el libro, que es una extensión secular de su imaginación
 y, de su memoria.
A partir de los vedas y, de las biblias, 
hemos acogido la noción de libros sagrados. 
En cierto modo, todo libro lo es. 
En las páginas iniciales de El Quijote, 
Cervantes dejó escrito que solía recoger y leer 
cualquier pedazo de papel impreso que encontraba en la calle.
Cualquier papel que encierra una palabra 
es el mensaje que un espíritu humano manda a otro espíritu. 
Ahora, como siempre, el inestable y precioso mundo puede perderse. 
Sólo pueden salvarlo los libros, 
que son la mejor memoría de nuestra especie.
Hugo escribió que toda biblioteca es un acto de fe;
 Emerson, que es un gabinete donde se guardan 
los mejores pensamientos de los mejores; 
Carlyle, que la mejor universidad de nuestra época la forma una serie de libros. 
Al sajón y al escandinavo les maravillaron tanto las letras, 
que les dieron el nombre de runas, 
es decir, de misterios, de cuchicheos.
Pese a mis reiterados viajes, soy un modesto Alonso Quijano 
que no se ha atrevido a ser don Quijote 
y que sigue tejiendo y destejiendo las mismas fábulas antiguas. 
No sé si hay otra vida. 
Si hay otra, deseo que me esperen en su recinto 
los libros que he leído bajo la luna con las mismas cubiertas 
y las mismas ilustraciones, quizá con las mismas erratas,
 y los que me depara aún el futuro.
De los diversos géneros literarios, 
el catálogo y la enciclopedia son los que más me placen.
 No adolecen, por cierto, de vanidad. 
Son anónimos como las catedrales de piedra 
y como los generosos jardines.
No veré, por cierto, los textos que su diligencia ha juntado,
 pero sé que desde el otro hemisferio me beneficiarán de algún modo 
y que serán de grata lectura.


Borges
Valentin Rekunenko

martes, 1 de abril de 2014

Abril


Este día tan lleno de niñez,
las cápsulas verdes de los eucaliptos
en el suelo, entre hojas.

El buen aroma frío y viejo trae
de la mano, consigo,
los paseos al sol y por un parque
en un abril de viento.

Por mirar la vereda así y oír el ruido
de las hojas, arriba;
por recoger las cápsulas y aspirar hasta el alma
su antiguo olor, se puede,

—a veces, sí, se puede—
abrir puertas cerradas hacía días remotos;
las mañanas del sol y un aire limpio, fino,
los bancos de madera por el borde del parque,
las veredas desiertas,
un viento decidido contra la cara, frío,
y en la mano, tibieza de la mano materna.

Circe Maia
Hockney
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