No se puede
prever. Sucede siempre
cuando menos lo esperas. Puede pasar que vayas
por la calle, deprisa, porque se te hace tarde
para echar una carta en correos, o que
te encuentres en tu casa por la noche, leyendo
un libro que no acaba de convencerte; puede
acontecer también que sea verano
y que te hayas sentado en la terraza
de una cafetería, o que sea invierno y llueva
y te duelan los huesos; que estés triste o cansado,
que tengas treinta años o que tengas sesenta.
Resulta imprevisible. Nunca sabes
cuándo ni cómo ocurrirá.
Transcurre
tu vida igual que ayer, común y cotidiana.
"Un día más", te dices. Y de pronto,
se desata una luz poderosísima
en tu interior, y dejas de ser el hombre que eras
hace sólo un momento. El mundo, ahora,
es para ti distinto. Se dilata
mágicamente el tiempo, como en aquellos días
tan largos de la infancia, y respiras al margen
de su oscuro fluir y de su daño.
Praderas del presente, por las que vagas libre
de cuidados y culpas. Una acuidad insólita
te habita el ser: todo está claro, todo
ocupa su lugar, todo coincide, y tú,
sin lucha, lo comprendes.
Tal vez
dura
un instante el milagro; después las cosas vuelven
a ser como eran antes de que esa luz te diera
tanta verdad, tanta misericordia.
Mas te sientes conforme, limpio, feliz, salvado,
lleno de gratitud. Y cantas, cantas.
Eloy Sánchez Rosillo
6 comentarios:
Ya publicado el 2008, pero es tan bello que lo publicaría todos los años.
Lo recordaba Beatriz, fijate!!!, es precioso, digno de leer todos los días.
Abrazo.
eva
Gracias Eva. Me imaginé que lo recordarías.
Extraño a Ana María de Buenos Aires.
Algo debe haberle sucedido. No había entrada que no comentara.
Yo también noto su ausencia, creía que como sois amigas, sabias algo de ella. Pronto aparecerá...
eva
Al azar, pero siempre se cumple, como al abrir un libro. De repente llega lo que se precisa. Como una "luz"
Todos los años, porfa...
¡GRACIAS AMIGA!
Gracias, Ana.
La traeré de nuevo al blog, sin duda.
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