domingo, 27 de mayo de 2018

Tatuajes



Una mariposa de tinta se ha posado en la espalda
de esa muchacha.


Una mariposa de tinta que durará más que la lozanía
de la piel donde habita.

Cuando la muchacha sea una anciana, allí estará,
joven aún, la mariposa.

¿Cómo se verá la espalda de la muchacha
cuando la lozanía de su piel haya pasado?

¿Cómo se verá la muchacha que ahora ilumina
la verdulería, como una fruta más para mi mano?

¿Los viejos de mañana se verán como los de hoy
y los de siempre?

¿O serán diferentes, ellas con piercings en los senos caídos
y ellos grandes aretes en las orejas sordas?

¿Volarán mariposas en la espalda de las muchachas viejas,
arrugarán sus alas sobre camas del coma, se marchitarán flores
de tinta dibujadas donde se abren sus nalgas?

Tal vez no pueda verlo, ya yo estaré ido para entonces
con mi mano temblando bajo un jean de mezclilla
o con la mente ausente en la cannabis
procurando aliviar dolores cancerígenos.

Ah, una mariposa de tinta se ha posado en la espalda
de esa muchacha.


Una mariposa de tinta que durará más que su aire.

Cuando ella haya exhalado por vez última
allí estará la mariposa todavía.

¿Echará a volar cuando incineren su morada de carne?

¿Se pudrirá en la tumba como una concubina egipcia?

¿La escuchará alguien volar o quemarse o pudrirse
y podrá venir para contarlo?

¿Escuchará alguien la historia desde la soledad de sus audífonos,
de los grandes aretes en sus orejas sordas?


¿No son estas las viejas preguntas de siempre?

¿Volveré a ver a algún día a la mariposa?
¿Volveré a ver a la muchacha?
¿Continuarán existiendo las verdulerías?


Gabriel Chavez Casazola

2 comentarios:

Ana dijo...

Como leer el pensamiento.
Le acabo de buscar. No conocía a este poeta, amiga.

eva dijo...

Siempre he pensado en todo eso, Beatriz.

eva

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