No hace tanto tiempo
fui hija de un extraño país,
habité muros de cicatrices
mientras aprendía que nunca
tendría un idioma verdadero.
Han pasado más de veinte años
desde que abandoné mi ciudad:
ella regresa borrosa, en harapos
las más de las veces, otras casi
majestuosa y de anatomía bíblica.
fui hija de un extraño país,
habité muros de cicatrices
mientras aprendía que nunca
tendría un idioma verdadero.
Han pasado más de veinte años
desde que abandoné mi ciudad:
ella regresa borrosa, en harapos
las más de las veces, otras casi
majestuosa y de anatomía bíblica.
Pintura: Louis McNally
Carlota Caulfield
3 comentarios:
El desapego no es mi estilo.
Los países pueden tener sus vivencias colectivas indefinidas pero la tierra propia tiene nuestras vivencias sólidas.
Lo que rodeó nuestros primeros pasos siempre tiene el brillo perfecto de nuestro amor.
El mío tampoco Ana María, soy de raíces profundas que me siguen donde voy.
Este poema me hizo pensar en el exilio, en tantas personas que se han visto desarraigadas, en patria, en idioma, en cultura.
Quizás alguien que vivió en un país indefinido por las luchas entre etnias .
Gracias a Dios ,entre los problemas sudamericanos ese no existe.
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