El padre anda siempre despistado y la madre juega con él a los besos. Te vas a la cama sin darme un beso. Le pregunta. Y es de lo más tierno verlos.
Hace frío en fin de año y Rubén anda destemplado. Así que al acostarse, ya de noche larga, se ha metido en esa cama chica, que de crío era suya, y se ha arrebujado bajo dos gruesas mantas buscando aquél calor olvidado.
Hace un par de días que tuvo que abandonar su propia casa. El juez habló de malos tratos, pero él jura, sin embargo, que después de mirarla con esa tristeza pedigüeña del que no entiende por qué las cosas buenas se acaban también en navidad, sólo le preguntó en un tono más de exclamación que de ira, cómo era posible que hubiera olvidado tan pronto los buenos momentos. Ella debió de asustarse y lo denunció. El veintiocho, el día de los inocentes.
Así que ha tenido que volver a casa de unos padres viejos y amables. Una casa en penumbra en la que parece que siempre anochece. Una casa de la que Rubén ya había olvidado sus escondites preferidos y ese olor a rancio que lo impregna todo. Una casa llena de relojes detenidos, de figurillas de porcelana con mirada sin brillo y de medicamentos de viejos por las mesillas de noche.
Han cenado los tres, pretendiéndose felices. La madre esforzándose en cuidados, el padre casi ausente por el Alzheimer y el hijo disimulando congojas, para no empañar aún más la velada. Se han comido las uvas, se han mojado los labios con cava, y papá le ha dado dos besos a mamá antes de irse a la cama.
Cuando el viejo se levantaba del sofá camino del dormitorio, la madre, haciéndole un guiño previo a su hijo, le ha reprochado a su marido el que se fuera a dormir sin darle siquiera un beso de despedida. Y el viejo, con la mirada asustada y el ceño contrariado por su falta de recuerdo, sólo ha advertido la broma cuando ha visto a su mujer sonreírle. En la tele alguien canta un bolero.
Raúl Ariza
Gracias Antón
6 comentarios:
Nunca había publicado un cuento en el blog, pero éste me ha llegado al alma y he querido compartirlo.
El cuadro de Hockney ya lo he subido en otras entradas, es que en verdad, esta pintura..."habla".
Espero que les guste, lo he leído en el blog de Antón Castro.
No puedo decir que me ha gustado porque me ha revivido recuerdos y me ha dejado un poso de sinsabor,pero reconozco que tanto la pintura como el "cuento" reflejan extraordinariamente una realidad agazapada y mas comun y extendida de lo que nos atrevemos a confesar.
Ya se acaba el domingo.
Saludos,
eva
Lo siento Eva, a mí también me trae recuerdos, pero ví ternura y dolor en este cuento.
Ya avanza el domingo por estos lados.
Saludos.
Beatriz
Beatriz, no tienes que disculparte por nada. El arte es eso, arte, y tiene que transmitir cualquier emocion, cualquier sentimiento y este poema y la imagen lo transmiten. Yo lo resumiria asi también, ternura y dolor.
(A proposito, el blog de Anton Castro
que acabo de visitar, me encanta).
Todo mi cariño, Beatriz.
eva
Aunque esto de los olvidos seniles me entristece y prefiero no pensar ,el amor que nunca muere es algo bonito.
Que diferencia con la nueva generación del desacuerdo.....
El cuadro es uno de mis preferidos.
"...Una casa en penumbra en la que parece que siempre anochece."
¡Qué tristeza!
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