Me miro en una foto de cuando tenía veinte años, y no me reconozco. "No puede ser -me digo- que ese inocente con cara de pan ázimo, se...
sábado, 15 de diciembre de 2012
Largas tardes
Eran las largas tardes cuando me abandonaba la poesía. El río fluía paciente, empujando al mar barcas ociosas. Eran largas tardes, una costa de marfil. Sombras en las calles, escaparates con altivos maniquíes que me miraban a los ojos, osados y hostiles.
De los institutos salían los profesores con caras vacías, como si Homero los hubiese vencido, humillado, matado. Los periódicos de la tarde traían noticias inquietantes, pero nada cambiaba, nadie aceleraba el paso. En las ventanas no había nadie, tú no estabas, incluso las monjas parecían avergonzarse de la vida.
Eran las largas tardes cuando la poesía se desvanecía y me quedaba solo con el monstruo opaco de la ciudad, como un pobre viajero delante de la Gare du Nord con una maleta demasiado pesada, atada con un cordel, en la que cae una negra lluvia, una negra lluvia de septiembre.
Oh, dime cómo curarse de la ironía, de la mirada que ve pero que no penetra; dime cómo curarse del silencio.
1 comentario:
Leyendo a tipos como vos!
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