Me hundo y luego vuelvo a renacer de nuevo.
No pueden las tormentas con mi rostro y su pena.
Derivo mar adentro.
Me tragan los abismos
y resurjo de nuevo sobre el mar y las olas.
Yo soy insumergible.
Como esos mascarones de los barcos antiguos
que navegan soberbios del tajamar en lo más alto.
Elsa López
María Celeste, mascarón de proa
9 comentarios:
"Yo tengo mascarones y mascaronas. La más pequeña y deliciosa, que muchas veces Salvador Allende me ha tratado de arrebatar, se llama María Celeste. Perteneció a un navío francés, de menor tamaño, y posiblemente no navegó sino en las aguas del Sena. Es de color oscuro, tallado en encina; con tantos años se volvió morena para siempre. Es una mujer pequeña que parece volar con las señales del viento talladas en sus bellas vestiduras del Segundo Imperio. Sobre los hoyuelos de sus mejillas, los ojos de loza miran el horizonte. Y, aunque parezca extraño, estos ojos lloran durante el invierno, todos los años. Nadie puede explicárselo. La madera tostada tendrá talvez alguna impregnación que recoge la humedad. Pero lo cierto es que estos ojos franceses lloran en invierno y que yo veo todos los años las preciosas lágrimas bajar por el pequeño rostro de María Celeste". En Confieso que he vivido.
Neruda
Cuando en mi lista de blogs vi que actualizaste y vi la imagen me dije qué bella mujer!
No sabía que era un mascarón (o mascarona, como dice Neruda)
Ahora que la vi bien, ratifico: qué belleza!
Me sucedió algo parecido a Marcelo, pensé por el titulo que era una entrada acerca de Neruda, que era un apasionado de los mascarones de proa y los coleccionaba.
Un abrazo Beatriz
Qué belleza contado por él mismo.
Cuántos objetos huérfanos. Me hacen sentir pena.
Neruda era un gran coleccionista de mascarones, de botellas, de caracolas, de libros...Era insaciable y pertinaz.
Veo que María Celeste opacó el poema maravilloso de Elsa.
Subiré más poemas de esta poetisa.
"...de este largo cajón parecido a un ataúd sale un dulce rostro de mujer, altos senos de madera que cortaron el viento, unas manos impregnadas de música y salmuera. Es una figura de mujer, un mascarón de proa. La bautizo María Celeste porque trae el misterio de una embarcación perdida. Yo encontré su belleza radiante en un bric à brac de París, sepultada bajo la ferretería en desuso, desfigurada por el abandono, escondida bajo los sepulcrales andrajos del arrabal. Ahora, colocada en la altura navega otra vez viva y fresca. Se llenarán cada mañana sus mejillas de un misterioso rocío o lágrimas marinas
Resistir ,quien no resiste no sigue viviendo.
La vez pasada vi un documental sobre NERUDA.Le encantaban los mascarones de proa y tenía atiborrado su escritorio con ellos.
Que poetisa genial.
Toca la fibra esta poesía.
Tiene esa música de rima no cerrada que le da cadencia.
El contenido es el navegar por la vida.
La he descubierto hace un par de días, todo lo que he leído de ella me ha encantado.
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