Cuando pasen los años
aún más deprisa,
y estas tardes que incendias con tus versos
se enfríen de conjuros y propósitos de gloria,
qué vano será añorar
tan efímero empeño de grandeza,
tanta lucha por marcar,
a duro golpe de existencia,
la huella indeleble de un poema,
pues, y bien lo sabes,
su rastro y tu vida
se habrán convertido en algo apenas
legible para entonces:
como esas leves señales
que quedan en las pizarras
después de ser borradas
de su negra superficie
todas las letras.
Herme Donis
3 comentarios:
Que el empeño al menos, el esfuerzo, merezcan la pena.
Mira qué recuerdo me trajo el poema...En el colegio teníamos una Aula-Estudio. Algunas veces el llegar nuestro curso, la pizarra, borrada ya, contenía aún información. Me deshacía los ojos ante alguna "despintada", de cursos superiores y, por mi poca edad aún, verdaderamente interesantes...
Amiga, un abrazo.
Esta ANA siempreinquieta no?
Hay poemas inmortales ,porque quizás se hacen pidiéndole un permiso especial a lo eterno.?
O quizás cuando se plasmaron el poeta poseía el espíritu de su propio ángel?
Yo hacía lo mismo Ana, siempre descifrando signos.
Concuerdo totalmente contigo, Ana María.
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