Sale el sol y el parque alumbra
otro niño al que se le escapa un
globo.
Unos se fijan en lo alto que sube,
otros en el llanto del
pequeño,
hay quien ve una metáfora de la vida
(hilo frágil que
sujetamos
hasta el último instante).
Y yo, que venía a respirar,
siento vértigo por la altura del globo,
pena por las lágrimas del
niño,
rabia por la vida, que nos exige
apretar fuerte los puños para
sujetarla
José Alcaraz
A. Lamorisse
6 comentarios:
No podía ser de otra manera, el poeta ha de sentir todas las percepciones posibles.
Me sigue encantando este poeta.
eva
Bello poema que encierra vida.
Saludos
va llegando el momento de disfrutar de los domingos por la tarde. Pensé que nunca sucedería.
Qué bueno Eva, a mí también.
Saludos a ti Inma_Luna.
¿Cómo lo hiciste, Marcelo?
Yo pienso que para mí ya nunca llegará ese día.
es muy lento y no puedo afirmar que sea una tendencia en aumento! jajajajajajaja
Nunca quise que me compraran globo por la insoportable tensión de llevarlo anudado a la muñeca, luego sujeto entre los dedos... todo eso y, por si fuera poco, mirando al globo no fuera a chocarlo con las ramas, los letreros ¡Por Dios! Y los vientos de Cádiz... Nunca tuve carácter para eso.
Pero sí miré cómo se iban tan tremendamente solos los de otros niños
Publicar un comentario