Se hincó el viento
y me pegó en la cara.
Caí de espaldas,
con los brazos abiertos:
desguarnecido
y mi cara sola y poca
ante el cielo total.
Entonces
recordé sucesivamente:
mis infantiles paseos por el río,
–cuando la tos convulsa–
el primer beso de Miryam,
mi casamiento con Susana,
los entierros familiares
y, finalmente,
lo que me dijo el médico
en mi visita de anoche:
–Gabriel, está usted muy grave.
Cuídese de que el viento se hinque
y, muy especialmente,
de que le pegue en la cara.
Rodolfo Braceli en Pautas Eneras
Pintura: Deborah Richardson
Pintura: Deborah Richardson
2 comentarios:
A ciertas edades es más fuerte la llamada de los recuerdos que las recomendaciones del doctor. Lo he releído tantas veces Beatriz, que casi me lo sé de memoria, me ha encantado.
eva
Es especial este poema, tiene lecturas, claro que sí.
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