Ni el olor de las lilas como entonces,
la risa de mamá, el cucharón de plata,
el evónimo viejo, amarillento,
están ahí. No están.
Ni siquiera el recuerdo es indudable,
sólo niebla, pero
es un cendal para mi herida.
José Jiménez Lozano
blog de rescate de la historia familiar, de la patagonia, vivencias, recuerdos, arte y poesía
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