Anoche soñé que había nacido viejo
y no de vientre de mujer.
Brotado desde la tierra,
transitaba la vida al revés.
Venía desde el mañana
retornando hacia el pretérito,
destejiendo el tiempo
y haciendo del ocaso
aurora temprana.
Cada paso desandado
me aliviaba de experiencia
y cada instante rescatado
me dotaba de inocencia.
Atrás quedaban mis gusanos
ninfas de mariposas
y unas flores enraízadas en mi médula
señalando junto a melancólicos cipreses
el sitio de mi ausencia.
Adelante el horizonte de espaldas,
sin vivencias ni memoria,
sólo andar lo andado,
regresando a mi húmeda placenta
a mi hogar primero, a las tibias aguas
donde flotar en sombras
medio niño, medio pez
las rodillas junto al pecho
los ojos entelados
escuchando el palpitar
del corazón maternal.
Cuando era llegado a ese estado,
con todo lo aprendido olvidado
sumergido, ni despierto, ni dormido,
advertí que mi camino
se curvaba lentamente,
conduciéndome implacable
al mismo destino,
a la tierra nuevamente,
a los vermes tutelares
otra vez, a las flores y al ciprés,
al no ser, otra vez y otra vez,
como un círculo entonces.....
desperté.
Julio del Río Berthoud
y no de vientre de mujer.
Brotado desde la tierra,
transitaba la vida al revés.
Venía desde el mañana
retornando hacia el pretérito,
destejiendo el tiempo
y haciendo del ocaso
aurora temprana.
Cada paso desandado
me aliviaba de experiencia
y cada instante rescatado
me dotaba de inocencia.
Atrás quedaban mis gusanos
ninfas de mariposas
y unas flores enraízadas en mi médula
señalando junto a melancólicos cipreses
el sitio de mi ausencia.
Adelante el horizonte de espaldas,
sin vivencias ni memoria,
sólo andar lo andado,
regresando a mi húmeda placenta
a mi hogar primero, a las tibias aguas
donde flotar en sombras
medio niño, medio pez
las rodillas junto al pecho
los ojos entelados
escuchando el palpitar
del corazón maternal.
Cuando era llegado a ese estado,
con todo lo aprendido olvidado
sumergido, ni despierto, ni dormido,
advertí que mi camino
se curvaba lentamente,
conduciéndome implacable
al mismo destino,
a la tierra nuevamente,
a los vermes tutelares
otra vez, a las flores y al ciprés,
al no ser, otra vez y otra vez,
como un círculo entonces.....
desperté.
Julio del Río Berthoud
Cuadro: Waterhouse
3 comentarios:
Hola!!!!!!!!
Soy primera...........en hacer un comentario, ¿regalan algo?????.
Estas como PENELOPE, destejiendo vida, esperando que llegue el príncipe.
Bellas tus palabras, al igual que la imagen.
Un besote, por las dudas bien despierto.
No conocía al poeta. Gracias por presentarlo. Me gustó.
Beso
Estos versos maravillosos esconden en sus entrañas la sabiduría de la vida, que mirándola como las mires es una perpetua espiral.
Me encantaron!!!!!
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