sentada en la puerta de tu casa, abierta ante la noche estrellada e inmensa, ante el cielo del que nada sabías y por donde nunca viajarías, ante el silencio de los campos y de los árboles encantados y dijiste, con la serenidad de tus noventa años y el fuego de una adolescencia nunca perdida: "el mundo es tan bonito y yo tengo tanta pena de morir."
Saramago
Pintura: R. Hotellerei
2 comentarios:
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Querida Beatriz:
Tuve una infancia sin abuelas. Siento que me faltó algo muy importante.
Besos
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