jueves, 20 de marzo de 2008

El viajero


a diferencia del turista, el viajero se entrega por completo al gozo efímero del viaje.
Gusta de caminar..., captar rostros, gestos, costumbres, instantes.
A diferencia del turista no fotografía monumentos, ni palacios, ni catedrales;
sus fotos captan esquinas..., cielos..., ventanas..., rostros y manos curtidas..., naturaleza...
El turista a su regreso, orgulloso relata - a quien quiera escucharle - su itinerario de viaje.
El viajero por su parte, continúa un buen tiempo viajando con la imaginación, atrapado aún en el paisaje que conoció, en los rostros anónimos que se le cruzaron en el camino, en los atardeceres y amaneceres que contempló y percibe que ya no es el mismo, que el viaje lo ha cambiado, que viene enriquecido de experiencias, más que si hubiera traído la maleta llena de souvenirs.
Creo que soy.....un viajero.

Foto: estatua en bronce, El viajero de W. Arresemberg, Oviedo, Asturias

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