martes, 16 de diciembre de 2008

12 de junio

Esa mano que muere
no está sola.
El anillo dorado
la devuelve
a una danza de bodas
y a sus giros.
A una siesta
de parrales ardientes.
A los vinos guardados
para las grandes fechas.
Está el metal redondo
sosteniendo
que todo fue verdad.
El anillo de bodas
de mi padre,
en la mano, en la vida
de mi padre.
En el día de la muerte
de mi padre.


Susana Cabuchi
Pintura: Jerry Brown

1 comentario:

Anónimo dijo...

No sólo está el metal redondo, está su hija la que escribió el poema.
A la primera lectura me dió tristeza, a la segunda pensé es que es así la vida.
Saludines sureños
Inés

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