Espejos de metal, enmascarado
Espejo de caoba que en la bruma
De su rojo crepúsculo disfuma
Ese rostro que mira y es mirado.
Espejo de caoba que en la bruma
De su rojo crepúsculo disfuma
Ese rostro que mira y es mirado.
Borges
Pintura: Reflect. Mary Jane Ansell
4 comentarios:
Dos pesadillas acecharon a Borges a lo largo de su vida: los espejos y los laberintos. El laberinto, que de niño descubrió en una lámina de cobre con el grabado de “Las siete maravillas del mundo”, le inspiraba el temor a una “casa sin puertas” en cuyo centro lo esperaba un monstruo; los espejos le despertaban la aterradora sospecha de que un día reflejarían un rostro que no fuese el suyo o, peor aún, absolutamente ninguno. Héctor Bianciotti recuerda que Borges enfermo en Ginebra poco antes de su muerte, le pidió a Marguerite Yourcenar, que había ido a visitarlo, que fuera a ver el piso que su familia había ocupado durante su estancia en Suiza y que volviera para describírselo en su estado actual. Ella cumplió con el encargo, pero piadosamente omitió un detalle: ahora, cuando uno franqueaba el umbral, un inmenso espejo con marco de oro duplicaba al sorprendido visitante, de la cabeza a los pies. Yourcenar le ahorró a Borges esa angustiosa intrusión.
Saludos amiga
"Un espejo singular, con fondo de papel.
Y como cristal, se rompen, mis palabras..."
Estas son las últimas dos lineas de un poema que escribí hace tiempo.
Tu publicación, la pintura acorde hermosa, y la acotación de Ulysses le dieron un marco excelente.
Siempre un placer pasar por aquí Beatriz.
Te dejo un beso grande y todo mi cariño.:-)
Buen conjunto hacen la poesía de Borges y la pintura.
Sentirá lo mismo ella que lleva una máscara en la otra mano?
Un beso
Gracias Adrianina por tus palabras y esos versos que escribiste.
Inés, yo creo que ella está aterrada, pero sabe lo que el espejo le devuelve, por eso usa una máscara como muchos de nosotros.
Ulysses: tu aporte es sensacional y no sabía de esa anécdota con Borges y la Yourcenar.
Gracias a los tres.
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