Ella, él y el deseo
Él solía sentarse por las noches
a pronunciar palabras de amor.
Ella tejía sus certezas.
Eran como un hombre
y una mujer, bailando.
Ella y Él eran un momento de amor,
un sueño que se repite,
siempre interrumpido.
Ella, triste de recursos,
era una forzada acompañante,
detenida al borde del camino,
intentaba obstaculizarlo de reproches.
Él, le daba a veces algo de su espalda,para que ella intentara
continuar su muerte-vida.
Él, como los hombres,
temía la soledad.
Ella, como las mujeres,
envidiaba la indiferencia,
amaba la pereza.
Ella esperaba de él,
que él teniendo, ella tendría.
Él sólo tenía lo que aparentaba.
Él aparentaba lo que ella le permitía.
Ella era hierática, muda.
Esperaba su premio de amor,
Él era capaz de morir de espanto
ante aquellos ojos apremiantes.
Muerto no estaba obligado a nada.
Él era triste las tardes de otoño.
Ella era la dueña de su cama.
Ella, pobre, ambigua,
se aferraba a los barrotes de la cárcel.
Él, aburrido, atónito, lustrábalos.
Ella estaba más allá del bien y del mal.
Él, estaba más acá.
Ella lo quería sin esperanzas.
Él, centauro inoxidable,
la amaba sin temor.
Ella era como un hombre.
Él era su mujer.
Ella era como un hombre sin mujer.
Él era como una mujer sin hombre.
Ella era como una mujer, mujer.
Él era como un hombre.
Él era como un hombre muy hombre.
Ella era como una mujer a solas.María Chévez
Pintura:Vettriano
3 comentarios:
“Ella, triste de recursos,
era una forzada acompañante,
detenida al borde del camino”…
De nuevo paso a saludarte…Sureando.
Al oído me susurras quedamente
desatando tempestades
como fina lluvia que resbala por mi piel
Queda un espacio por iluminar
un mar para soñar
una noche para despertad
pronunciando palabras de amor.
El y ella dos amando sin final
envueltos en su propia red,
suspiros, gemidos,
dos bocas encienden la llama
se funden, se abrasan
se inspiran, se exhalan, sucumben
se enredan en una maraña
presos de deseo se beben, se aman.
Caty
Casi al minuto representa las complicadas emociones humanas este poema.
Caty te regala otro muy hermoso también.
Un conjunto delicioso, para leer, para contemplar a Vettriano y dejarse llevar.
Gracias!
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