Pensábamos que era tarde.
Que los fuertes resplandores del deseo
habían sucedido en las calles del río,
entre la hierba,
o algún automóvil detenido frente a los trenes
que pasaban, interminables y ajenos,
o en las eternas noches dedicadas
a medir la respiración y la duración de los besos.
Ya pasó. Nada hemos perdido.
Para ese encuentro sumamos países y tristezas,
los rostros de los que hemos amado,
los libros que leímos,
la belleza del mundo.
Serenos, como antiguos amantes,
sorprendidos como Eva o Adán,
inhábiles, peritos,
actores de un instante definitivo,
entregados a una victoria más:
la gravitación del fuego,
la claridad de su mandato.
Que los fuertes resplandores del deseo
habían sucedido en las calles del río,
entre la hierba,
o algún automóvil detenido frente a los trenes
que pasaban, interminables y ajenos,
o en las eternas noches dedicadas
a medir la respiración y la duración de los besos.
Ya pasó. Nada hemos perdido.
Para ese encuentro sumamos países y tristezas,
los rostros de los que hemos amado,
los libros que leímos,
la belleza del mundo.
Serenos, como antiguos amantes,
sorprendidos como Eva o Adán,
inhábiles, peritos,
actores de un instante definitivo,
entregados a una victoria más:
la gravitación del fuego,
la claridad de su mandato.
Susana Cabuchi
Pintura: David Tutwiler
4 comentarios:
Cuando se pueden extraer versos como estos debió merecer la pena.
"Para ese encuentro sumamos países y tristezas,
los rostros de los que hemos amado,
los libros que leímos,
la belleza del mundo."
Un abrazo, Beatriz.
Algo más para agregar a la sumatoria de acontecimientos vividos, este que marca un instante definitorio el del encuentro y la certeza de ser protagonistas de él.
"actores de un instante definitivo"
Un beso
Y...no solo el encuentro material sino la experiencia y la sintonìa espiritual también-.
El verso que rescata Ana es muy bello.
Sí Ana María, en este encuentro hay mucho más espíritu que antes y como dice Inés están creando un nuevo recuerdo.
Feliz domingo para todas.
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