jueves, 22 de julio de 2010

Tierras de Cristal


"---Tenía grabadas en los ojos dos imágenes:
el rostro de Jun, el más bello que había visto en su vida,
y la mesa preparada abajo, en el comedor.
Los tres candelabros, las luces,
el cuello estrecho de las botellas talladas como diamantes,
las servilletas con misteriosas letras bordadas,
el humo que salía de la sopera blanca, el borde dorado de los platos,
la fruta muy brillante depositada sobre grandes hojas
en una bandeja de plata.
Todas estas cosas y el rostro de Jun."
Aquellas dos imágenes le habían entrado por los ojos
como la instantánea percepción
de la felicidad absoluta y sin condiciones.
Se las llevaría consigo para siempre.
Porque es así como te fastidia la vida.
Te pilla cuando todavía tienes el alma adormecida
y siembra en su interior una imagen,
o un olor, o un sonido que después
ya nunca puedes sacarte de encima.
Y aquélla era la felicidad.
Lo descubres después,
cuando ya es demasiado tarde.
Y ya eres, para siempre, un exiliado:
a miles de kilómetros de aquella imagen,
de aquel sonido, de aquel olor.
A la deriva..."


Baricco. Tierra de cristal

Pintura: Dmitri Arkadyevich

3 comentarios:

Matvi. dijo...

Baricco, simple y directo.

ana maria parente dijo...

Somos desterrados de tantos mundos distintos.....

Beatrice dijo...

Me encanta Baricco, sobre todo Seda.

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