Estoy en el tiempo de las seriales.
del Agua de las Carmelitas y la Gomina Vanka,
de la revista Estadio y la revista Ecran,
de los Cuatro Huasos y los Lecuona Cuban Boys.
Ingrid Bergmann enciende una luz que agoniza,
el "Sapo" detiene los ataques argentinos.
estoy enamorado de la hija del boticario.
Ella tiene siete años y no me invita a su fiesta.
nunca más volveré a tener
los veinte tomos de el "Tesoro de la Juventud"
quemados en el incendio que arrasó Traiguén.
Como mi padre creo no creer en Dios
pero como mi madre respiro las lilas del Mes de María
y voy a la Novena de San Sebastián.
En los almacenes aún se da la llapa
y los mostradores duermen
bajo un gato y una romana.
Mi tío Jorge sueña con ir a expulsar a los Boches de París.
No me gustan la gimnasia ni las matemáticas.
prefiero Huck Finn a Tom Sawyer.
Hoy no temo a Boris Karloff ni a Bela Lugosi
y saludo al que hubiera querido ser
mitómano como Walter Mitty
y con un impermeable
a lo Bogart.
Teillier
del Agua de las Carmelitas y la Gomina Vanka,
de la revista Estadio y la revista Ecran,
de los Cuatro Huasos y los Lecuona Cuban Boys.
Ingrid Bergmann enciende una luz que agoniza,
el "Sapo" detiene los ataques argentinos.
estoy enamorado de la hija del boticario.
Ella tiene siete años y no me invita a su fiesta.
nunca más volveré a tener
los veinte tomos de el "Tesoro de la Juventud"
quemados en el incendio que arrasó Traiguén.
Como mi padre creo no creer en Dios
pero como mi madre respiro las lilas del Mes de María
y voy a la Novena de San Sebastián.
En los almacenes aún se da la llapa
y los mostradores duermen
bajo un gato y una romana.
Mi tío Jorge sueña con ir a expulsar a los Boches de París.
No me gustan la gimnasia ni las matemáticas.
prefiero Huck Finn a Tom Sawyer.
Hoy no temo a Boris Karloff ni a Bela Lugosi
y saludo al que hubiera querido ser
mitómano como Walter Mitty
y con un impermeable
a lo Bogart.
6 comentarios:
Preciosa entrada. Un momento de paz cada nueva lectura. Gracias.
que tiempos aquellos.
perdona que no escriba tan seguido
besos
Tenía todo para ser el investigador ideal: la Rémington, el sombrero, el piloto, la puerta de vidrio esmerilado con su nombre y claro, la pistola.
También sufría como todo gran detective de un momentáneo problema de efectivo, y su secretaria venía cuando quería, un poco porque le debía tres meses de salario y otro poco porque no había nada que hacer.
En la biblioteca, la colección completa de Philip Marlowe, y con los zapatos arriba del escritorio vacío, aguarda a que suene el teléfono, whisky en la mano, cigarrillo en la boca.
Seguir a tipos casados para probar infidelidades nunca le gustó. Es sábado a la noche, y aunque no suele trabajar el fin de semana, él espera que suene el teléfono y una voz femenina le pida ayuda desesperadamente.
Pero pasan los años y eso no ocurre.
Se pregunta si no será hora de volver a trabajar en el banco…
(gracias Beatriz! y claro que me gustó...)
Buenísimo Marcelo, ya fuí a leer los puntos suspensivos...
Hola Ulysses, qué te mejores pronto.
Teillier, simple y sorprendente, sigo con él hoy.
Gracias Beatriz!
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