viernes, 1 de abril de 2011

La Heredera


Los herederos de Miss Holland, de Pyne St.,
se han desecho de sus pertenencias:

una gran tetera de terracota,

una lámpara de aceite,

una huevera ligeramente desportillada,

un salero de porcelana amarilla, sin tapón,

una cajita de metal con un paisaje

que imita a Watteau y a la felicidad,

una bandeja pequeña de plata

donde alguien grabó con sus uñas

(y sospecho que con su sangre)

el nombre Scotland;

un cazo para calentar la salsa del pudding,

un tazón hondo de porcelana china

pintado con flores del Inferno;

una muñequita verde, en cera,
reminiscencia
del tulipán,
que se salvó de alguna quema de brujas.
Una cajita de rapé Helme, el mejor.

Yo soy ahora la única heredera de Miss Holland,

pues del latón de la basura

rescaté su precioso legado.


Belkis Kuza Malé
Pintura:Linda Mann. Personal objects.

4 comentarios:

Ana dijo...

Qué tristeza no dejar una huella de su vida, no saber que para otras personas sí sería importante.
Es precioso el final del poema.

Beatrice dijo...

¿verdad que sí Ana? Hay tanta gente que muere así, sin dejar apenas rastro, nada queda que atestigüe su paso por esta tierra, pero con esa pequeña herencia de Miss Holland, aunque sea esa pequeña cajita de metal nos permite imaginar la historia de su vida.

ana maria parente dijo...

Seguramente la querría realmente al rescatar de la basura su vida toda.

Beatrice dijo...

Yo también lo creo así Ana María.

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