...Mi gran placer sensual ha derivado siempre
-aún hoy persiste esa jerarquía- de la felicidad de los ojos.
Ni el orden melódico más exquisito,
ni el aroma más raro,
ni el contacto de la piel humana más dorada y suave,
ni el vino, ni el beso,
pueden procurarme el goce que los ojos me brindan.
Tampoco, como para ciertas mentes superiores,
el juego filosófico con cuanto implica de estímulo trascendente,
suple para mí lo que los ojos me regalan.
Ni siquiera el juego poético que tanto amo.
Los ojos son para mí las compuertas
por las cuales penetra en mi interior
el río rumoroso y tornasolado del mundo.
Desde que llegué a Florencia mis ojos se deleitaron
como si hasta entonces no hubieran captado
su posibilidad de regocijo.
-aún hoy persiste esa jerarquía- de la felicidad de los ojos.
Ni el orden melódico más exquisito,
ni el aroma más raro,
ni el contacto de la piel humana más dorada y suave,
ni el vino, ni el beso,
pueden procurarme el goce que los ojos me brindan.
Tampoco, como para ciertas mentes superiores,
el juego filosófico con cuanto implica de estímulo trascendente,
suple para mí lo que los ojos me regalan.
Ni siquiera el juego poético que tanto amo.
Los ojos son para mí las compuertas
por las cuales penetra en mi interior
el río rumoroso y tornasolado del mundo.
Desde que llegué a Florencia mis ojos se deleitaron
como si hasta entonces no hubieran captado
su posibilidad de regocijo.
Manuel Mujica Láinez
Pintura: Thomas Cole. Florencia 1837
3 comentarios:
Magnifica novela Bomarzo, me recordó los gratos momentos leyéndola.
Buen fin de semana Beatriz
Florencia ,cuanta belleza te debe el mundo!!!!!!
Me gustaría conocer algún día el jardín de Vicino Orsini, Francisco.
Ana María: ¿conoces Florencia?
es mi sueño.
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