Mientras hubo
una posibilidad de huir
se quedaron todos
en la cárcel.
La posibilidad de escaparse
era una libertad que nadie
quería perder.
Gosta Agren
Pintura: Buchholz
blog de rescate de la historia familiar, de la patagonia, vivencias, recuerdos, arte y poesía
4 comentarios:
Un argumento irrefutable
Beatriz:
Me llama más el vuelo de los gansos, libres hacia la libertad, que el morbo del poeta que renuncia a la libertad por seguir anclado en el sueño de soñarla —aunque se cárcel de amor—. Tampoco me seduce lo que dijo Antonio Machado: “Porque más vale no ver / fruta madura y dorada / que no se puede coger”.
Sí, ¡soñar con la libertad!, pero si se ha perdido o nos la han quitado, luchemos por recuperarla. Nunca, nunca renunciar a ser libres, ni siquiera por los sueños. Segismundo gritaba mientras arrastraba sus cadenas: ¡Ay, mísero de mi, y ay infelice!
Disculpa esta licencia, conozco muy poco la obra de Agren y este juicio mío puede estar fuera lugar, pero me ha llamado la atención esa felicidad en apariencia morbosa y desalentada.
Un abrazo, Cecilio
Gracias Francisco, pero yo creo que se podría refutar.
Estoy descubriendo estos poetas de latitudes tan lejanas para nosotros.
A veces pienso que la traducción nos puede traicionar, tú ya sabes: traduttore traditore.
Feliz día del trabajo, amigo mío.
Cecilio:
Concuerdo contigo y te agradezco este magnífico comentario.
Pienso que el ser humano en su insondable misterio, lleva en el alma estampada a fuego el deseo de libertad.
Perderla debe ser terrible, anhelarla, una obsesión.
Si me dejaran las ventanas abiertas, yo volaría, sin dudarlo.
Quizá el poeta se refiera a una carcel que no es la que imaginamos. Leeré más a este poeta, a ver que nos dice. Un abrazo. Beatriz
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