Si le fuera posible
desearía una voz
con menos ira que la propia.
No quisiera reconocer
roto, todavía, el hilo
de la esperanza y solicita
la voz al otro lado del teléfono,
que las horas persigan
otro día tras la noche y palpar
la cotidianeidad de la mañana,
ahora que toda la casa es solo
un sofá con una manta que nunca
llega a cubrir los pies.
Héctor Castilla
Deborah Dewitt
3 comentarios:
Habrá que encoger un poco los pies.Es una solución nada poética, pero efectiva, sobre todo ante el peligro del frío patagónico.
Abrazo.
thank you
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